Como siempre, no se como empezar este post, pero, tambien como siempre, necesito ponerme aqui delante, en esta pantalla en blanco para escribir algo, lo que sea, cualquier chorrada insignificante, para por lo menos pensar que estoy ordenando esas cosas sueltas que andan por mi cabeza. Metido en mi nueva rutina, me he reconocido en el espejo como si nada hubiera cambiado: sigo teniendo miedo, o pánico. La fobia social no me desaparece, es mas, parece feliz de estar ahi, cada vez mas comoda, a sabiendas de que puede desarrollarse cada vez mas, crecer y hacerse fuerte y saludable como uno de esos niños rollizos que cuando sean mayores se haran modelos. Agua mecánica, circuitos fundidos en estos dias en los que pienso mas que de costumbre. Sigo calentandome la cabeza, preocupandome por mi mismo, como si fuera el centro del universo, acaso lo soy: no se me ocurren otras alternativas ( o por lo menos otras alternativas interesantes). Ayer soñé con Noelia. O quizá han sido hace dos noches, el caso es que me noto que he perdido la perspectiva y, como esas cosas o las cuentas enseguida o se olvidan, pues eso, que mas o menos he olvidado los detalles esenciales, pero intentaré una reconstrucción, a la manera de ese naufrago que, instalandose en su nueva isla-hogar, visita los restos del avion siniestrado con la esperanza de encontrar viveres que le puedan servir de alimento. Me miraba a los ojos y me daba un beso inocente, un beso en los labios como de niña pequeña, sin lujuria, sin pasión, simplemente con inocencia y cariño. Con amor. Y con la alegria al mirarme de reconocer en mi a alguien que tambien la quería de la misma manera. Abrazados, caminabamos por la calle y a mi me daba la sensación de reconocer otra vez a esa idea de chica ideal que hace tiempo llamaba "Violeta" y que ultimamente me habia desaparecido del mapa. Me desperté intranquilo, con esa nostalgia que me indica, ya desde primera hora de la mañana, que la carga que voy a tener que soportar a nivel animico va a ser un poco superior a la normal. Tristeza, en cierta manera justificada porque cada vez que sueño con alguna chica significa que me voy a despedir de ella, como si mi amor anterior hubiera sido la fiebre que se rompe con el sudor del sueño. Ayer, si ayer, ( entonces soñé con ella hace dos noches, si, asi fue) me revolvia en mi cama, tenia que verla, tenia que hacerlo, tenia que sacar esa maldita espina de mi: ¿seria ella? despues de todo, de lo diferentes que son nuestras vidas ¿ era Noelia mi salvadora? porque despues de todo, eso es lo que busco o por lo menos, esa creo que es mi intencion, por mucho que quiera escondermelo a mi mismo. Se que me volveré loco en algun momento, loco definitivamente, consumido por mi propio miedo, que es como una viscosidad que no se me quita de la piel, que me descose mi capacidad para relacionarme con la gente. Aun me acuerdo de la primera vez que hable con Noelia, de como me alegró, y de como lo ha seguido haciendo en cada intervalo de 2 minutos que he estado frente a ella, comprando diversas cosas, unas veces por necesidad, otras como excusa para simplemente decirle hola. Saber sus horarios y si tengo que ir por la mañana o por la tarde para poder coincidir con ella no se si es romantico o sencillamente es estar un pelin obsesionado con ella, porque si, no se me escapa que hay muchas posibilidades de que este sobredimensionando todo, de que la este mitificando y de que no sea ninguna musa ni nada. A decir verdad, tengo ganas de estar con ella y ganas de no estarlo: es una extraña mezcla de sentimientos y me pasa con todo e incluso conmigo mismo. Si me amo y me odio a partes iguales, ¿como no voy a hacer lo mismo con los demas? Pues esta tarde me he atrevido, si, he dado un paso al frente movido por la necesidad de mi corazon, como aquel vestusto heroe mio protagonista de Werther, y le he dicho: con que mano coges los vasos? ( esta pregunta, a priori absurda, era totalmente pertinente, porque tiene vendado un brazo) con esta, me ha dicho, y le he respondido: es que queria invitarte a tomar algo, y se ha reido. Se ha reido. Una sonrisa deliciosa. Y entonces que? que me dices? le he dicho. Esta semana la tengo un poco liadilla en casa, pero tengo tu telefono. Ah si? pues yo no tengo el tuyo, le he dicho. Es el 666...queria asegurarme ( ultimamente reviso todo dos veces, obsesivamente, como si yo mismo me pudiera poner la zancadilla, como si mi sombra se burlara de mi y tirara fuerte de mis trenzas). Si, me acuerdo, porque cuando lo veia decia: mira como satan. Asi me ve, como un angel caido, como el renegado que se sublevo contra Dios y perdió, el eterno derrotado. Mas o menos ha acertado, aunque es de justicia reconocer que el tiene mas encanto que yo. Todo el mundo lo tiene. Toda la gente me parece mas simpatica mas buena y mas ingeniosa que yo. El otro dia hable ( bueno, hablar es mucho decir, escribir por facebook) con Ines, mi ultimo amor platonico. Cada dia que pasa me arrepiento mas de haber dicho lo que dije de ella. Me parece una chica fabulosa, de esas personas que pueden hacer que tu vida sea un poco mas agradable, de esas de las que te puedes fiar y recibir un buen consejo, de las que te pueden guardar un secreto. Pero eso no lo vi entonces, cuando escribi aquel post movido por un resentimiento que hoy, pasados unos cuantos meses, me hace tiritar de verguenza. Fui un capullo, un imbecil: me dejé llevar por mi debilidad, esta debilidad que nace del silencio, de no hablar con nadie, de pensar demasiado, y pensar que no le soy agradable a los demas, que les caigo mal y todo eso. Nace de mi necesidad de sentirme acompañado, necesito contarle a alguien las cosas buenas que me pasan, que me estan pasando. No, no es asi, no exactamente. Lo que necesito es compartir con alguien esa alegria. El miercoles que viene es un dia especial para mi, pero esa alegria se quedará marchita, mustia, no podre hacer feliz a nadie. Eso es lo que hecho de menos. Ya no quiero contar mis cosas como simples descripciones de mis sentimientos o mis acciones. Quiero contartelas de manera que pueda modificarlas, quiero sentir que estas conmigo allá donde vaya, quererte y que me quieras. Y cuando no pasa eso, me enfado, un enfado de niño, de niñato, que piensa que no necesita al mundo para nada, que puede buscarse la vida el solo. Siempre el mismo error, el mismo error. Cada vez hablo con menos gente y mis interlocutores empiezan a ser cada vez mas extraños. Napoleón. Me llevé la figurita que me regalo mi hermana al despacho y, mientras leia, me sentia fieramente observado por la grandeur francesa. Serio, con todos sus galones, las cejas enfadadas me vigilaba, no podia escapar. Desde hace dos dias me han vuelto unos tics en el cuello, como pequeños espasmos. No son tics automaticos, quiero decir, no son incontrolables, sino mas bien lo contrario, son gestos que yo mismo me obligo a hacer, no se bien porque. La verdad es que no hay una manera facil de explicarlo, como en el fondo, por mucho que quiera en ocasiones imitar a uno de mis idolos literarios, Harry "Conejo" Angstrom, no hay una manera facil de vivir. Siempre hay complicaciones, cosas que no salen como uno esperaba y planes frustrados. Noelia me ha dicho que me haria un toque para que tuviera su movil. Me da miedo mirarlo, la misma clase de temor que tengo en navidad o en mi cumpleaños: miedo a no encontrar nada, a que se haga patente mi invisibilidad, que nadie se acuerda de mi, que soy prescindible. Miedos, fobias, manias. No se marchan, no. Crecen, adoptan maneras dictatoriales y me encierran en una carcel que no se ve, que nadie puede notar, solo yo. Arrastro el peso de una manera de ser silenciosamente autodestructiva. Tengo que trabajar mas: es lo unico que ahora parece a mi alcance. Mi obsesion con controlarlo todo, obsesivo-compulsvo de mierda. Ya puedes echarle horas en el despacho: luego callas, callas como una estatua. Aun es pronto para hablar, pero el tiempo corre en tu contra. Low.
Y al salir, mi miedo-maniatico ha intentado reconstruir la frase que Noelia le decia a una mujer mayor que preguntaba por su brazo:
"- Fue en un forcejeo con mi chico..."
Efectivamente, el sueño era una despedida. He llegado tarde de nuevo. No me llamará.
Adios.
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