lunes, 23 de abril de 2012
Road Movies y espejos rotos
Hora de volver a mis rubias y a Bowie: a todas aquellas obsesiones que, de una manera u otra me han estado acompañando todos estos años. La revolución que siempre queda pendiente, esa forma de decir: mañana lo haré, o esto puede esperar más. Demonios, me declaro la guerra. Se la declaro a esa parte de mi que piensa que ya está, que no puedes dar más de sí, que tiene miedo de hablar, que se esconde en sus propias oscuridades, las alimenta, cuidandolas con celo excepcional, pensando que un destino tragico es el mejor destino que se puede tener. Buscando justificación en el fracaso, queriendo pasar desapercibido, ser distinto como una excusa para no hacer nada. Bueno, pues, he decidido, sin que eso signifique que ahora me vaya a volver un imbecil-panfletario-buenista, que voy a acabar con esa parte de mi que me esta matando. Por primera vez voy a plantarme cara. Se acabó eso de decir: bueno, este caracter mio es así, sin razon me hundo, sin razon me levanto. Joder. Si voy a palmarla que por lo menos sea intentandolo. Hoy precisamente me he levantado de buen humor. Temprano. Con ganas de hacer cosas. Me he montado mi propia excusa para no decaer. La idea de sistema. Pienso que cada cosa que hago es un ladrillo en mi propio edificio. La construccion de mi propia existencia. No deja de ser una cosa bastante cursi, pero no siento que deba darle explicaciones a nadie, es más, me siento cómodo no dandolas. Queria meter el espiritu de la poesia en mi trabajo, pero creo que ha sido al reves, el trabajo ha entrado en mis ansias literarias. Ahora lo veo todo mas ordenado, todo tiene sentido. Que se queden ellos ( sean quienes sean) con la fama y los aplausos. A mi me encanta el silencio, me encanta saber que casi nadie sabe que existen estas lineas. Sí, lo reconozco, hace una temporada me autopublicitaba en facebook como diciendo: escuchadme, soy guay. Perder el tiempo: esa es una de las maneras mas evidentes. Siempre he intentado motivarme yo solo, pero me viene de perlas escuchar mis propias palabras con otra voz: trabajo, trabajo, trabajo. Siento ( y no sera flor de un dia) que he vuelto. Estos meses atras han sido como un "rookie wall". ¿Habre dado todo lo que tenia que dar? ¿Es este mi limite? ¿Porque no me muero de una maldita vez? En fin, cosas como esas y como otras, el caso era pensar y pensar, no fuera a ser que me volviera alguien normal. No, no es que ahora acepte ser normal. Me seria muy dificl acostumbrarme a eso, simplemente voy a usar la normalidad. No imaginarias las cosas que soy capaz de hacer, precisamente yo, a quien nunca imaginarias capaz de nada, ese tipo soso, aburrido, que parece incapaz de romper un plato. No soy tonto. Pasar desapercibido es genial, mientras se hagan cosas por detras. He tardado bastantes años en comprender que lo uno y lo otro no son lo mismo. Espero construir un espacio acogedor aqui, en mi pequeña rebelion. Intentar el milagro cada dia. Darme cuenta de lo que pasa. Escribir, vivir, pero hacerlo conscientemente. Enfadarme ¿por qué no? Y quejarme, sobretodo eso, quejarme, revolverme en mi cama pensando que podria hacerlo mejor, o que podria hacer mas. Si, eso es. Pasito a pasito eso si, no vaya a ser que se me indigeste la ambicion. Pero hoy no puedo contenerme las ganas. Es como si volviera a ser el chaval que antes de empezar la carrera se queria comer el mundo: tantas cosas por hacer, tantas cosas por demostrar. Tanto que afirmar. Todo este tiempo no he visto justo lo que tenia delante. Donde tengas la mano, estará debajo. Algo asi. Algo así. Este post me ha quedado un tanto diferente de los anteriores, no tan doloroso, y quiza no tan bueno ( estilisticamente hablando), pero que coño, ya los hare mejores. No será por talento ni por ganas. Hablo como un gilipollas engreido. Creo que es cosa del bigote.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario