martes, 13 de diciembre de 2011

The information

Sigo sin encontrar los equilibrios, más allá de los de Nash, que estoy leyendo últimamente, no sé bien para que...quizá para darle un poco de alimento a mi megalomanía de mierda. El otro día, por ejemplo, se me ocurrió empezar a escribir un diario, sin grandes pretensiones, sino simplemente ir contando lo que me iba pasando cada dia, pero enseguida empecé a intoxicarme con mis propias aspiraciones, tendría que ser de tal o cual manera, incluir alguna historia, algún personaje...joder, si escribo un diario pensando que va a ser leído, ya es otra cosa, no sé muy bien cual, pero otra cosa, a fin de cuentas. El año pasado, a estas alturas, hacía tres dias que andaba llorando por haber conocido a Adriana. Llorando de alegría y de pena a la vez. Ojalá pudiera olvidar, quitarme un poco del peso que me supone acordarme de todo: ahora me da un poco de verguenza reconocer lo débil que soy en realidad, me da asco tener tan poco aguante y hundirme con cualquier tontería, con cualquier palabra o silencio. Antes me agobiaba, quería cambiar, no ser así, y que mi vida fuese un musical, pero ahora...ahora me da igual todo, simplemtente me limito a agarrar fuerte el timón cuando mi ánimo se pone tormentoso. Callado, ausente, en ocasiones pienso que voy a acabar loco un dia de estos. Otras veces pienso que lo único que me hace falta es salir un poco más a la calle, tomarme la vida de una manera más relajada, pero no puedo hacer eso, permitirme el capricho de ser ligero va contra mi propia manera de entender la vida. Todo me importa. Todo significa algo. Eso lo mezclo con no darme importancia y pensar que no soy nadie. Así vivo. Como puedo. Sin grandes aventuras ni historias que contar. Por más que me caiga, seguiré tropezando con la misma piedra, porque quiero, pero sobre todo, porque me hace falta, necesito pensar que algo me puede cambiar, que alguien me puede sorprender. ¿ Vida de pelicula? Pues sí, no tengo porque avergonzarme de eso. Esta voz que grita "odia. odialos a todos" no puede privarme de este capricho. Sigo escribiendo poesía, más como una necesidad de ser otra persona que por que realmente considere que algo de lo que escribo es bueno. Las poesias que me gustan ya están escritas así que no tengo mucho más que hacer. Cuando comparo a T.S. Eliot con mis garabatos, me dan ganas de tirar todas mis libretas a la chimenea. Eso sería muy propio de un artista bohemio no? A la mierda la bohemia, los beatniks, las rubias y los besos. A la mierda todo. NO PUEDO CONTENERME. Y cuanto más me reprimo más va creciendo en mi interior una sensación de incomodidad conmigo mismo, una especie de otro yo triste, solitario, que de vez en cuando sale a la superficie y toma el control. Es falso pensar que solo soy yo cuando estoy contento. No. Soy yo siempre, en todo lugar, en mis errores, en mis lastimas. Siempre soy yo, y no puedo escapar. Quizá debería permitirme un lugar para reír, pero ahora no puedo: comiendo solo, esperando que llegue otro día en el que poder tener algo de compañía, con la segura tranquilidad de que por más que escriba en un blog, nadie nunca me conocerá de veras, únicamente escribo una parte de mi exagerada, dramatizada. Incluyo en el engaño al mundo entero, y con él, a mi mismo también. Veo a mis dedos como ramas pequeñas a punto de quebrar. Me encanta ver como la piel del dedo anular se queda un poco floja después de haber estado tantas horas escribiendo sin parar cosas que sé que tendré que volver a leer. Repaso mentalmente a todas las chicas que me han gustado alguna vez. También las que no me han gustado nunca. Las simpaticas y las gilipollas. Las estúpidas y las majas. Todas ellas estan ahí, taladrándome el corazón por algún lugar. No puedo sacarlas. Sus nombres no desaparecen, no puedo evitar acordarme, en algún momento perdido de la tarde que en un momento de mi vida me gustaron, y que pensé en ellas como en algo más que simples personas, las endiosé, las cosifiqué, las estrujé y retorcí para dejarlas a mi medida, un espejo femenino en el que me gustaba mirarme a diario. Las expectativas, putas todas, desgarrándome el mundo en el que vivo, tan diferente de la realidad de mis sueños, tan agradables, tan cercanos, en el que se me parece dar una oportunidad para hablar, o simplemente para estar callado, sin necesidad de tener que hablar para agradar a nadie. Oh, no, eso ya no lo hago, ya no hablo para agradar: me he acostumbrado tanto a estar solo ( solo de verdad, por dentro, en un grito perpetuo que no puede ser verbalzado, en una serie de preguntas que van perdiendo el sentido poco a poco, repetitivas, apenas audibles ya, que arañan y lloran) que no me preocupan los demas. Sigo siendo aquel niño que no quiso aprender a montar en bici ni a nadar. Yo solo. Siempre. Por mi cuenta. Vivir así no es la mejor opción ya lo sé, pero...no pienses que voy a rendirme ahora...si soplas puedo partirme por la mitad, sin remedio, pero no dejaré de caminar. Sigo pensando que tengo que hacer algo, es lo que me da sentido, mi existencia depende de lo que haga. Joder, necesito un iPod para escuchar musica todo el santo dia. La musica, la musica, la musica...no firmaré la paz con vosotros jamás. Sigo con ganas de borrar a gente de mi pequeño mundo. Seguir sin orden es lo que mejor se me da, simplemente ponerme aqui delante, y dejar fluir lo que me va pasando, sin más. Sublimar mi frustración, mi miedo, mi furia, mis temblores, lo que me falta por ser, la distancia entre tú y yo, todo eso está aqui, respirando en cada letra, luchando por ser mejor de lo que es, aunque no pueden serlo, lo saben. Lo sé y creo que lo sabes tú también. En dias asi, me resulto un desconocido para mi mismo, y únicamente hago que darle vueltas a la misma idea, joder, chico-solitario-pero-sensible-que-quiere-que-una-chica-le-ayude. Mierda, si me doy cuenta hasta yo. Mis ojos son un terremoto, una quiebra de la razón, todo me sale mal, y dejar testimonio de ello no es suficiente. Compré el otro dia la pelicula que vi tantas veces el año pasado, ¡Olvidate de mi!, intentando rescatar un poco de aquella luz que apenas llegué a entender, pero ya no es lo mismo. Ahora solo es una pelicula, sin alma, la puedo parar a mitad, cuando quiera, no podré encontrarme con aquel espíritu. Me estoy recreando demasiado en ti, Adriana, no es justo. Guardar aquel recuerdo con el mismo cariño con el que lo tengo guardado aún hoy, después de tantos días, es lo mejor que puedo hacer. Pero es un juguete sin pilas. Ya no funciona, ya no se mueve. Me queda lo bien que me sentí, pero nada más. Me justifico ante mí mismo, en el altar de mi estupidez, condenado por mis propias ilusiones. Pienso tambien en Patricia, aunque ni siquiera sé si tiene sentido seguir nombrándola. Me ha hecho sentir tan estúpido, tan estúpido y tan absurdo que no pienso hablar más de eso. Ahora os agolpáis todas en mi cabeza, invisibles, torpes, pasáis a trompicones por mi mente, dejandoos el nombre en la puerta, y recorreis así, en silencio y desconocidas cada rincón ridiculo de mi existencia. No es para tanto. Ya conocerás a alguien. No creo. No se me da muy bien eso de vivir. Las hojas se van marchitando, y caen. Caen.