jueves, 31 de enero de 2013

Erotisch Zeitung

Hormigas. Las masacraba joder. Era un auténtico cabrón con ellas. Les arrancaba las patas, les quitaba las pequeñas cascaras que cargaban hasta su hormiguero, las decapitaba, las ponía lejos de su casa y mi favorita: cogia a las hormigas negras -las buenas- y las ponía con las rojas - esas bastardas sin corazón- Me divertía ver como la torturaban. Como entre siete u ocho se la llevaban a su guarida, para seguir con mas castigos a lo Hostel-style. Con el tiempo me empecé a sentir culpable, quería salvarlas de mi propia crueldad. No dejé de hacerles perrerías a las hormigas, pero nunca llegaba al final. Las devolvía a su casa, las ayudaba con sus cargas y mataba a las rojas. Sin piedad. Eran malas. Jugar con hormigas era mi juego favorito de pequeño, antes de que jugara por primera vez a la Mega Drive y antes de que empezara a leer a Shakespeare al salir del instituto. Después, en un acto de justicia poética (que expresión tan horrible, por cierto) yo me convertí en hormiga, y las torturas las recibia yo. Ambientes nuevos, la gente me rodeaba y yo me sabía impopular, falto de practica en relaciones sociales. Sin embargo, no hubo un cambio de actitud, no hubo pausa en los castigos, siempre llegaban hasta el final, siempre. Hasta que no me sentía triste no paraban, no. No lo hacían. Sin cumpleaños, sin invitaciones, allí, en la última fila o en la primera, siempre solo. Mal cartel en el patio. Juega de portero o de defensa, de los últimos en ser elegido. Mal dotado. Lejos de casa y sin nadie que me ayudara a transportar mi carga. Bueno, una comparación muy evidente, las hormigas. El trabajo de grupo siempre acaba por imponer su criterio. Años despues, las hormigas ya no tenían patas, el grupo se descomponía y el hormiguero se secaba, pero ese triunfo tardío ya no me servía de nada. Una juventud llena de insectos, en un jardín demasiado grande, sin ninguna guia. Como aquella peli, Cariño he encogido a los niños. Molaba. Esas eran mis ilusiones infantiles. Esa y una de las primeras presentadoras del Megatrix de verano. Aunque en esa época ya estaba entrando en la edad adolescente, lejos, siempre lejos, del pavo, que nunca llegué a desarrollar. Es más, creo que ahí está el origen de mi estupidez actual. No llegué a comportarme como un completo idiota cuando me estaba permitido y ahora la mierda emerge a la superficie. Hum. No me gusta esa imagen. Me recuerda a esa escena del arcoiris de gravedad en la que un tio se mete en un vater. Luego la usó Danny Boyle en Trainspotting, pero la escena es de mi Pynchon. Estoy perdiendome en detalles demasiado irrelevantes, como si quisiera convencerme de que, a pesar de hablar siempre de tonterias, no todo esta perdido, que hay algo en mi cabeza, aún tengo algo que decir. Aunque solo sea por expresar mi empeño en no rendirme, creo que merece la pena, por más que los resultados no prometan ser muy positivos. Hoy he llegado a un estado de Nirvana musical en mi Fnac: he comprado 4 discos. Alucinantes todos. Si estuvieras aqui conmigo, te diria cuales son o los escucharíamos o hablariamos sobre ellos. Quizá me recomendarías alguno. Quien sabe. Son sólo suposiciones de un chico solitario. En fin, hora de callarse.

A good blonde is hard to find

Estaba pensando en ti: era el último día y me sentía nostalgico. Me gusta darle un toque dramático a mi vida, lo reconozco. De repente, rodeado por la oscuridad creciente de la noche en la ciudad me quedé mirando fijamente un edificio. Me empezó a parecer pequeño. Cada vez más, cada vez más. Ya no te echaba tanto de menos. Me sentía fuera de lugar, precisamente como a mi me gusta. Sentí que no tenía hogar, que no sentía afecto por nadie, por lo que podía viajar lejos, lejos, sin alforjas, y querer a todas las personas del mundo. Sin lagrimas. Demasiadas expectativas. Mi afecto sigue intacto, no te preocupes. Uhh, uuuh. El recital se acerca. Como los meteoritos, como los apocalipsis cotidianos, los que llegan sin avisar, y te llegan tan adentro que piensas que no duelen. Pero te matan. Lentamente. Despacio, sí, como a ti te gusta. Quizá susurrandote al oido, puede que eso también. Salta por la ventana. Las calles vacias pronuncian tu nombre sin saberlo. Lo repiten, lo alteran hasta convertirlo en un grito, el lamento de tu propia soledad, construida por ti, obligada, sufrida como una condena deseada. Tu voz perdida en las ondas, casi como un recuerdo. Lo tengo claro. No existes. Situaciones disparatadas, no eres el que creías que eras. No eres extraordinario, es más, cada vez que te ves en el espejo los arañazos y el barro en tu cara son más evidentes. Las sombras ya no me devuelven las llamadas: me aburro. Otro mapa. Otro territorio. Por favor. Seamos crueles, seamos divertidos. Ya no sé si me estoy volviendo estúpido o es que simplemente, estoy cansado. Puede que nunca llegue a saber la diferencia. Vuelven mis preferencias a las rubias: hace tiempo que no veo ninguna y eso hace que el sueño entre en fase elevada. Si las viera a diario, no serían extraordinarias. A mi me gusta lo raro, lo que nadie ha visto jamás, y estirando el delirio, no busco a una rubia, no. Te busco a tí, solo a ti, solo se que eres rubia, pero no sé como eres, que es lo que te gusta, donde vives, que miedos tienes: eres una desconocida a la que hace mucho tiempo que conozco. Hablamos, nos perdemos, a veces incluso parece que nos buscamos. Puede que nos encontremos algun dia, aunque los dos sabemos que eso no pasará. Optaremos, rendidos, por la segunda opción, dejaremos de soñar, y pensaremos que en fin, que esto tampoco está tan mal. Nos olvidaremos el uno del otro, o, por lo menos, fingiremos que lo hacemos. Siempre me ha cautivado perder cosas, para así prometerme una alegría futura al encontrarlas. Intento jugar al despiste, pero no se me da muy bien. En el fondo, toda esta frivolidad, estos momentos de falsa lucidez solo tratan de guardar lo poco que queda intacto de mi. Queda poco de aquel niño, de ese primer enamoramiento, de todos esos planes de futuro. Soy debil, me duelen más cosas de las que puedo reconocer sin avergonzarme, sí. No estoy preparado para las negativas, para las malas noticias, por mucho que me esfuerce en parecer una persona razonable y madura. Supongo que aún extraño no haber tenido amigos para jugar con el Fort Apache de los playmobil cuando era pequeño. He comprado mi imaginación a un precio muy caro, demasiado. No me compensa darme cuenta de tantas cosas, de notar cada una de las pequeñas alteraciones en mi interior, las pequeñas tormentas que se desatan cuando no obtengo respuesta, cuando mi fe se queda sentada en el sofa, sin afeitar, sin ilusion, quitandole el sonido al telefono para autoconvencerme de que te hubiera hubiera respondido si lo hubiera oído. Pensando en ti, todos estos años, como si el solo pensamiento me sirviera para no sentirme tan perdido. Me equivocaba: sigues ahí, pero no me acompañas, no, no lo haces. Tu presencia me recuerda mi situación, mi propia ausencia, tan intima, tan callada, tan permanente. Mis acciones se vuelven irrelevantes, no producen cambios. Trato de huir, principalmente de mi mismo, pero me veo incapaz, los errores son los que me definen, mis miedos, la inadaptabilidad, la especie antidarwiniana, la que primero muere, la que no se adapta. Quizá ese es el fallo. Siempre me he sentido un niño mimado, demasiado cuidado, demasiado alertado de los peligros extraños, del exterior. Niño burbuja. No salgas. No entres. Te necesito. Te odio.

miércoles, 30 de enero de 2013

Faster, Lexi Belle! Kill! Kill!

Al final se me hará tarde. Tenía practicamente una semana y media para superar mi objetivo: escribir más posts en un mes que en todo el año pasado. Ahora me veo aqui, hundido en la miseria con poco tiempo y mucho espacio que llenar. Mala señal. Si ya cuando escribo un post al dia suele ser horrible, no quiero imaginar la horrible calidad que tendrán tres en el mismo tiempo. He notado un cambio, no sé si a mejor o a peor (aunque siempre he pensado que nunca se puede cambiar a mejor, pero bueno, eso es otro tema)en mi propia conducta. De la depresión a la frivolidad. Supongo que lo ideal sería quedarse en el termino medio, pero eso es cosa de gentes más vividas que yo. A mi me gusta más imaginarme mi vida, no vivirla. Estar sometido a una continua corrección, a un eterno empezar-otra-vez. Un juego de máscaras. Desconozco si es un síntoma de estupidez o de inteligencia el ser capaz de ser mil personas diferentes: no me angustio por eso. Simplemente trato de pasarmelo bien con las cosas pequeñas. A veces el mundo es un juguete, otras una carga. Vivo en esa disfunción, que, por otra parte, no es nada extraordinario. Y es que en el fondo, eso es hacerse mayor, crecer: darte cuenta de que no eres especial. Sigo escribiendo, esperando a una nada que me grite en el oido, muy profundamente, algo que me indique el camino. On the road. Falso beat. Me considero terriblemente fiel. Fiel a todo. A mis gustos, a mis miedos. A mis amigos y a mis enemigos. Cada suspiro se lleva una palabra. Una palabra que nunca vuelve. Es, en cierta manera, una forma de perder la fe. Quedándose en silencio. Esperando. Todo se limita a eso. A esperar, de forma tranquila o salvaje lo terrible de la vida, aquello de lo que no podemos escapar. Es un partido perdido de antemano. Español. Siempre pone ejemplos deportivos. Es la parte que más detesto de mi mismo. El vago sur europeo, el caótico mediterraneo. ¿Sorprendido? No mucho, la verdad. Faltan dialogos. Eso no puedo inventarlo. Puedo crear vicios, pero no puedo obviar mis necesidades. Amores perros, de esos que soportan horas de lluvia, en soledad, mutando las sonrisas en lagrimas, las ilusiones en pesadillas. No seré una buena pareja, me falta práctica. Mucha. Estoy volviendo a ser el niño que peleaba con todos, el pequeño macarra que jugaba con cadenas y corria por el campo. Ahora juego con otras cosas y corro por otros lugares y de diferentes maneras, pero la esencia está ahí, justo ahí, volviendo atrás en el tiempo para reconocerme intacto. Para volver a empezar, recorriendo aquellos caminos que dejé intactos la vez anterior. Profesor. Es una opción. Pero no quiero ser reconocido como nada. No. Durante una época me plantee no dejarme fotografiar, jugar con mi no-existencia. Ahora no lo veo así. Fotografías distintas, Rrose Sélavy. Algo así. Esconderme tras el personaje, ser un poco travieso. ¿Por qué no? En fin, supongo que aunque cambie las palabras, siempre hablo de lo mismo, de lo único que me importa: yo mismo. Lo malo ( aunque no sé porque tendría que serlo, pero bueno...) es que no me sirve de aprendizaje. No noto un cambio gradual, no me noto crecer poco a poco. Hoy soy una persona totalmente diferente de la que era la semana pasada: otros recuerdos, otro estado de ánimo. Sexy. Paso de todos vosotros. Por fin no os necesito. Siempre que toco el mundo suena una nota. Vamos. No tengas miedo a equivocarte. Me doy cuenta de que nada es definitivo. Solo parece importante en mi mente, pero cuando se hace realidad, no es para tanto. Hablo de planes de vida, de proyectos, de miedos, de soledades. Quería ser un joven maldito, pero me estoy perdiendo por el camino. Me estoy quedando en la estación anterior, en la cínica. Un maldito joven descreído. En eso me estoy convirtiendo. O me he convertido ya y todo esto son recuerdos construidos, ¿quién sabe?. Quiero pintar, quiero huir, huir lejos para reencontrarme contigo en un futuro que no es este, en una Arcadia solo para nosotros, de acceso restringido. Sigo siendo un romántico gilipollas. Dame tus armas, dame tu parte del robo: estas fuera del trato. No me gusta esa manera de enfocar las cosas que tienes. Mátame ahora si te atreves. Será una perdida de tiempo. Soy inmortal. Me estoy dando cuenta. Y todos tus artificios modernos no te servirán para nada: te hundirás en la mierda. En esa mierda que he creado especialmente para ti, con el sabor que más te gusta. Uh, demasiado violento. Calma. Joder. Todavía hay demasiados rincones en los que meter la nariz, tengo curiosidad. No es momento de pararse aqui. Ni mucho menos. Pero bueno, ya vuelve la megalomanía. Sigo estando tan flojo como hace un mes. El cambio no existe. Es todo una ficción. En fin, ya hablo demasiado. Musica: Florence, siempre Florence y una fiesta interminable: eso que se baila ahora, el fast-hedonism, equivalente vital de la comida basura. Es un tema interesante. Pensaré en ello. Máximo exponente: Pitbull. Por último, uno de mis nuevos vicios: Stockhausen. Nunca me ha gustado decir adios.

jueves, 24 de enero de 2013

Listen to me, I'm on stereo (White noise)

Hay días en los que pierdo la fe. En los que todo se muestra como realmente es, a pesar de mis esfuerzos de escapar, de pensar que todo es maravilloso y que la vida, en el fondo, no está tan mal. Hay días en que los dioses se vuelven intervencionistas, y los recuerdos salen de sus tumbas. Ansío borrar gente de mi facebook, otra vez, como si así pudiera pagar con alguien que las cosas no van bien. Que van a ir peor, y que, joder, que no puedo hacer nada para cambiar, o para ayudar. No se trata tanto de sentirse útil, sino de saber si puedes ser. Como una persona fallida, algo que intentó ser como los demás, pero que siempre acaba por volver a su rincón, a ese lugar del que no le está permitido alejarse demasiado: no eres como los demás, no lo olvides. Puedes jugar con ellos, pero no puedes hacerte amigo suyo. Las cosas son así, lo siento. Y ni todas las chicas del mundo ni todos los poemas pueden cambiarlo. Tengo miedo. Pero no como un sentimiento o como una debilidad de espíritu, es algo tangible, puedo tocarlo. Puedo v-e-r-l-o. Creer en el amor no es suficiente, aunque sé que para ti es todo lo que necesitas. El amor me hace sentir debil, agotado tras un viaje demasiado largo, que nunca acaba. Solo quiero descansar en tus brazos, y cerrar los ojos, aunque solo sea por una vez. Basta, estoy hablando demasiado, nunca he estado tan lejos de un dia perfecto como hoy: dejame, dejame solo, pero no me dejes caer, no te marches, vigilame desde la distancia. Quiero saber que estás ahi: es divertido saber que alguien se preocupa por ti, que hace parecer tan insignificantes mis pecados. Anhelo la redención, pero también el fracaso, la condena: quizá es el resultado de tantos años de dudas. Posiblemente me lo he ganado a pulso, eso de quedarse en tierra de nadie, en tierra yerma, en la que nada crece. Los trenes ya han dejado de pasar, en esta estación abandonada, en la que ya no hay nada que decir, ya me conoces: soy un tipo timido, de pocas palabras. Ya no sé diferenciar la tristeza del cansancio: tus miradas me parecen iguales. Eres lejana, ausente, un misterio. Ya no importa. Me voy. El amor es una ola, una ola gigantesca, lejos, estoy lejos de ti, de tus abrazos, de tus palabras, ya no me importa nada, sigo mi camino, abandonando mi destino, jugando con él hasta romperlo. No quiero crecer, no quiero ser nada, solo moverme, hablar, pensar. Con la esperanza de que eso me sirva de algo, aunque no sepa para que. Steve Jobs. Movimientos. Ata los cabos. Nunca se sabe, baby. No he conseguido hacer de mi vida algo interesante, ese es mi fracaso más reciente, mi más monumental error. Pero no se como empezar, no se absolutamente nada, vivo en circulos, sin despegarme de ese centro de atracción que es mi propia soledad, o la tuya. También me importas. Pero no te hablo a ti, sí, sí, a ti, no pienso en "tu" soledad. Me importa una mierda. Es solo un recurso literario, le hablo a alguien, pero ese alguien no existe, o quizá es solo una parte de mi ego. Soft, hard, hardcore. Como la portada de Pulp. Quiero ser demasiadas personas cuando sea mayor, si es que alguna vez soy lo bastante paciente como para soportar el paso del tiempo, como para saber como las cosas dejan de ser lo que eran y cuando las energias se desvanecen. No estoy preparado para eso. Pero tengo que estar aqui, en el frente, donde la guerra se hace más dificil, donde sabes que no saldrás indemne: de este trayecto sólo se sale náufrago. Es complicado, y, joder, me esfuerzo por comprenderlo, por entenderlo aunque no pueda cambiarlo, pero me supera. Si hay algo peor que las expectativas respecto del futuro, son las expectativas respecto del pasado: lo he comprobado, una vez cortas el cordon umbilical, pequeño, estas jodido: no hay marcha atras. Y cuando las cosas se rompen, no se pueden arreglar. Las palabras quedan dichas, los olvidos son solo concesiones, pero bajo la superficie sigue ahi, el miedo, la irrelevancia, la envidia y la fatiga. El deseo. El sexo. Todo continua en el mismo sitio, dandole forma al trauma o puede que a una forma de vivir incompleta, marcada por la insatisfacción, ¿quien sabe?. No tengo mucho más que decir, por lo menos a estas horas, o por lo menos, por este medio. Music moment:

miércoles, 23 de enero de 2013

There's a hope, there's a light

Ayer soñé contigo, pero no recuerdo muy bien de que iba la historia. Nada de sueños eróticos, no: ya pasé esa etapa. A decir verdad, ni siquiera estoy seguro de ser capaz de identificar un sentimiento con una persona. Posiblemente no fueras tú la de mi sueño, posiblemente no fuera nadie. Posiblemente los sueños sean excusas para hablar de otras cosas. Por primera vez en mucho tiempo, cada paso que doy me dirige a un lugar, noto el movimiento en mi vida. Es fantástico. Se acabó el sindrome de Estocolmo: la soledad está ahí, no se ha marchado a ningun otro lugar, pero ahora empezamos a saber cómo tratarnos. La velocidad, la calma. Hay de nuevo una tormenta en mi cabeza, rayos, truenos, olas gigantescas, los trozos del barco saltan por los aires. Mi Pequod vuelve a sufrir, pero allá estás, por fin, tras años de persecución te veo delante de mi, tangible, accesible, todos tus secretos se desvelan como mentiras, mentiras protegidas por el silencio. Vamos, no ha sido tan grave. Has perdido, pero el juego es así. New Yorker, New fucker. Nuevas maneras de joder al personal. Y en cambio, todos seguimos siendo devorados de la misma forma. Mi generación no se me antoja tan diferente a las demás. Cuando voy a los bares, por la noche, veo los mismos gestos, los mismos deseos, idénticas satisfacciones y fracasos. No. No somos tan diferentes. Las tecnologias solo hacen mas notoria nuestra propia estupidez, pero nada mas. Triunfadores y paletos: todos a la tele, todos a construir la ficción con la que olvidar nuestra vida de mierda. Vamos a ir al cole, todos sonrientes, todos con las cabezas bien lavadas. Joder, que versión más cutre. Será que tengo que irme en 5 minutos y la calidad del post se resiente. Ultimamente no hago más que encadenar post horrible tras post horrible. En fin, antes podía excusarme en la cantidad limitada de mis escritos en plan "pocos pero buenos". Eso ya no funciona. Mis sentimientos empiezan a verse muy limitados, quedandose en lo básico, en el ABC. Camino del mono. Mierda. Debería haber soñado contigo. Hubiera sido más divertido. Ahora, una muestra de mi mp3:

lunes, 21 de enero de 2013

Music Stories #1 ( aka What have you done little brunette?)

Advertencia: este es un relato pulp. Mucha violencia. Sexo. Tacos. Diversión. No lo juzgueis muy severamente. I'm just playing... "3:00. Hora canibal. Buscando como loco el contacto visual: discotecas de chicas jovenes, de instituto. Buenos culos, pero mal ambiente. Demasiado gilipollas con el pelo de cenicero. Pensaba que esa época habia pasado, pero sigue ahí, presente. Posiblemente haya sido yo el que ha estado metido en algun agujero. Bailo sin parar, pero sin ganas. Se me nota. "Los tipos duros no bailan". Está claro. Está claro. Las luces se apagan, se apaga la noche. La gente se va. Los triunfadores vuelven a casa. A echar un polvo. Me imagino sus posturas: yo lo haría mejor, aunque ultimamente no se me empalma como antaño. Estoy perdiendo facultades. Lo malo del sexo es que se te suba directamente a la cabeza. Cuando puedes ver una película porno sin ponerte cachondo: ahí, joder, ahí tienes un problema. Buscas a Sasha Grey. KEEP WALKING. KEEP PLAYING. MAYBE NEXT TIME. Los demás vamos a por las sobras. Los carroñeros. Los feos, las viejas, las gordas. ¿Algo más? Sí, tú: sé que estás en algun lugar, esperandome. Un cabrón romantico eso soy. Camina mas rapido, mas rapido, mápido. Ojos en todas direcciones, sin objetivo. Entras en un bar. Musica alta. Guns'n'roses, Motley Crue. Este es el rollo. Una cerveza. Otra. Otra. Te pones al lado de la máquina de tabaco. Escondido. Al lado de la ventana: eres un espía. Estas buscando, no quieres ser encontrado. Agente doble. Agente doble. Un disparo en la pierna. Has caido. Mueres. Vuelves. Alli está: la vieja, mirándote. Está borracha. Se le nota. En la mirada. Y en sus michelines. No es apetecible. No estoy tan pedo. A lo mejor por eso estoy solo. Me falta beber más, perder la conciencia de las cosas, de lo importante y de lo irrelevante. Miro al suelo. La camarera sube a la barra: morena, ojos de vicio. No puedo apartar mis ojos de tus piernas. Hablo con ella. Imaginariamente la acaricio. Me gustaría morder tus pezones, lamer tus pies. Se retuerce en la barra, enviandome señales esquivas. Está claro. Tengo que hablar con ella. Esta claro. Miro al suelo. No tengo sueño. No tengo un lugar al que volver. Mi casa está en tu entrepierna. Justo allí donde ahora te metes la mano. No puedo pensar en otra cosa que en tenerte. Jodida desgracia. El reflejo de mi mismo me invita al desafio: a estas horas ya tengo una pinta bastante agresiva. La barba. Los ojos cansados. Aún no he perdido mis músculos. Es el momento. Voy al baño. Me gusta mear fuera de la taza en las discotecas. Que se jodan. Vuelvo al punto de encuentro: hay cinco gilipollas saludando a la camarera. Ojos marrones, pelo negro. Labios entreabiertos. Aun sigues bailando en mi cabeza. Buscando. Todas las noches. Buscando algo como tu. Ahora estas aqui. A mi lado, tan lejos. Imitaciones baratas de Nikki Sixx, aunque quiero esos tatuajes. Un amigo flaco con el pelo largo. Uno gordo con el pelo largo. Otro con barba, y otro que parece maricón. Hablan con ella, pero no se lo que dicen. Entra un borracho y le regala una flor a mi morena. Ya es mia. Desde el momento en el que entré ella fue mia. Pasan las horas, no ocurre nada. Sigue bailando, pidiendome que me dirija a ella pero no lo hago. No hace falta. Te quiero puta. Eso te gusta. Aqui no hay lugar para romanticismos baratos. Me pegarás, nos odiaremos, nos hundiremos y nos necesitaremos. Demasiado fuerte para el publico adulto. Eres mi porno, mi revista escondida bajo la cama, mi secreto, mi trauma. En tí reuno toda mi frustración. Eres la cara oculta de la luna. THE DARK SIDE OF THE MOON. Supongo que me completas. Hora de cerrar. ¿Ya' No. No quiero irme. Pero acepto mi derrota. Sweet child o'mine. Fracaso. Está bien hijo de puta. Cierra el telón. Cojo mi chupa, sigo el itinerario que me ha traido aqui. Mis trozos de pan. El cuento de nunca acabar. Fuera de lugar. Otra vez. O quizá como siempre. Doy vueltas en circulo. Vuelvo por la playa, solo: algunas personas estan follando. El encima. Ella abierta de piernas, llenandose las bragas con arena. Algunas en cambio se limitan a hacer mamadas. Mueven la cabeza muy rapido. Casi puedo oir sus gargantas desde aqui. Hace frio. Soy un voyeur. Escucho gritos a lo lejos. Gritos fuertes. Una chica. Ella. Rodeada por los gilipollas. Aaaaah. Aaaaah. CALLLATE ZORRA. CALLATE Y MÁMALA. Joder. Mierda. Hostia puta. Lo tengo clarisimo cabrones. Esta noche no volvereis a casa. Agarro un trozo de madera que hay muriendo justo en la orilla. Afortunadamente tiene un par de clavos. Va a ser divertido. Me ahorro el camino. No sé lo que hice mientras veia aquellos culos peludos desnudos. Cabrones. Ahhh aaahh. Uhhh. Cinco contra una. JUA JUA JUA. Cinco contra dos. ¿Eh?. Le sacudo a uno por debajo, enganchandole los clavos en los huevos. Espero que te guste, cabrón. Cae chillando como un cerdo. Uno empieza a correr con los pantalones en los tobillos. Se tropieza y come un buen montón de arena. Tres contra uno. Vamos. Vamos. ¿Pero de que cojones vas gilipollas? La morena pone cara de no entender, el rimel corrido, ojos llorosos, sus pezones, mis pezones, erectos. Sus bragas arrancadas. Os divierte esto ¿verdad paletos?. Soy un Quijote de mierda, pero un Quijote, a fin de cuentas. Corro directamente hacia uno. Intenta defenderse, pero sus puñetazos no me hacen daño. Estoy poseido. Si por el amor o por el odio es algo que no puedo diferenciar. Sigo pegando, su cara se llena de golpes. Más. MÁS. Tu eres mis horas solitarias, mis frustraciones, las chicas que me ignoraron, los jefes que me despidieron, todas aquellas tardes abandonado, los plantones. Más puñetazos. Para por favor, para. PARA LO VAS A MATAR. No. No quiero matar a nadie. Se escuchan gritos lejanos, dicen algo de la policia, pero no lo entiendo bien. No he hecho nada malo. Los que quedaban ya no están. Nikki Sixx ya no está. Las mamonas y los folladores tampoco. Solo se oye el ruido de las olas. Lo más parecido al silencio. Interrumpido por los gemidos, cada vez mas flojos y dolientes del tipo de los clavos. Me acerco y de un tirón te los arranco. Un chorro de sangre mancha mi chupa. Bueno, supongo que esto me da personalidad. Vamos, chico, lárgate. Tiro el liston lejos, al mar. Solo quedas tú. Por fin solos. ¿Estas bien? Le tiendo mi mano. Sonrio. Ya no tienes nada que temer. ¿Pero que cojones dices? Estás loco! SOCORRO JODER, SOCORRO. Tranquila, ellos ya no pueden hacerte daño. ¿daño? ¿daño? ME LO ESTABA PASANDO DE PUTA MADRE, GILIPOLLAS, ME ESTABAN FOLLANDO COMO HACIA TIEMPO QUE NO ME LO HACIAN. ¿Como? UNA ORGIA CABRON, CLARO, CON ESA CARA...ME DAS PENA. Mi morena. sus pechos erectos, su culo manchado de arena, todos sus poros abiertos por el sudor. El olor de sus bragas se mezcla con la brisa marina. Sus insultos me siguen. Me siguen. ME SIGUEN. ME SIGUEN. JODER. ME SIGUEN. PAM! ME SIGUEN. ME SIGUEN. PAM! PAM! ARGH. ARGH. ME SIGUEN. ZORRA. ZORRA. PAM! PAM! CLAC! SE HA PARTIDO MI ORGULLO, OXIDO DENTRO DE TI. EL HIERRO HARÁ SU PARTE. Espero que me recuerdes. Que recuerdes el último dia de tu vida en el que necesitaste ayuda. Enciendo un pitillo, inhalo despacio. El humo hace su recorrido. Es reconfortante. Pero la policia nunca viene. Godot. Empiezo a caminar, dejandote atrás. En silencio. Tranquilo. Pero triste. Como siempre. Eso nunca cambia. Es la misma historia. La misma puta historia de todos los días." No me ha gustado mucho, pero ya que lo había empezado, me sentía en la obligación de terminarlo. Y ahora...un poquito de música:

Dora Maar, Dora Maar

You will never die. You will never die. Esto me repito a diario, como un matra. Sobrevivir a mi propia eternidad. Algo dificil, pero se consigue no dejando de pensar, no importa bien el qué, pero sin dejar de hacerlo, como si te movieras. Mantener la calma en tiempos de tormenta, con todo el viento corriendo en tu dirección. Esto no es correcto. No dejarse llevar por los tiempos, es injusto. No quiero mantener la calma, y cuando bebo, lo hago con la intención de emborracharme, pero últimamente no lo consigo. En fin,me estaré haciendo escocés, lo que por otra parte, no me desagradaría. En la cama, tapado, recien duchado, con sueño, pienso en Music Stories: algo pulp, sencillo, rapido, con violencia, sexo, tecnología y música. Mucha música. En fin, todo se reduce a distraerme, por mucho que cambie, sigo manteniendo ese complejo de Dios. Me gusta construir mundos, sentir que tengo el control. Para. Templa. Manda. Esta tarde empiezo, seguro, seguro. Ahora más que nunca necesito llenar mis pulmones con aire, hacerme consciente de lo que me rodea, pero tener una via de escape. La via, por primera vez en mucho mucho tiempo, no eres tú, no es nadie, sino yo mismo. Necesito reafirmarme, demostrarme que puedo crecer o hacerme invisible. Quiero tener el poder. Frases sueltas que no llevan a nada. Sin temas y sin tiempo: es imposible que algo salga bien. La prisa. La espalda. No es tan grave como pensaba. Gracias por hacerme sentir un niño mimado, doctor. La gente. Siempre está ahí, pero afortunadamente, empiezo a solttar las cadenas de su opinión. Puedo disfrutar más de ellos. Sintiendo que no necesito a nadie para ser feliz, toda compañia es buena, toda es un pasatiempo. No pongo en juego nada vital. Es algo asi como una zona de confort, o por lo menos ese es el nombre que le puse hace un tiempo. Si, lo sé, soy mucho de ponerle nombres a las cosas. En cierta manera es una forma de seguir jugando a Dios. Les pongo nombre y ¡pam! ya son mias. No estoy enamorado de nadie, y ni falta que hace. Soy feliz leyendo, escribiendo, jugando con mi perro y manteniendo un duelo de ambiciones con Napoleón. No digo que mi vida sea la más emocionante del mundo, pero puede llegar a serlo. Por lo menos no he hecho nada aún que me impida disponer de esa opción. Jockey. Al caballo. Corre, corre. Otra cosa que me entretiene mucho es pensar en nombres de caballos: si tuviera uno, lo llamaría Troyano. Español tambien me gusta como nombre de caballo. Quizá sea el único contexto en el que me gusta esa palabra, aunque a decir verdad, tampoco es algo que me quite el sueño: mi patria es mi juventud, mi familia, los seres que quiero. Todos los demás, todo el mundo, con sus noticias y sus preocupaciones son barbaroi, extranjeros, extraños satelites que rondan a mi alrededor. Pero me importan una mierda. En fin, creo que, si soy sincero, este es uno de mis peores posts, no he dicho absolutamente nada y he resultado irritantemente trivial. Let's fishing. Esta canción me hace pensar " Estoy triste, pero no importa":

domingo, 20 de enero de 2013

Cleaning Up The House

Me siento bien. Domino mis propios sueños y mis miedos no acaban por tomar el control, lo que supongo que en el fondo, a pesar de la posible falta de creatividad que este estado puede suponer, no está mal del todo. Sin embargo, aunque esta parte de mi siempre me ha dado más penas que alegrías, de que la he sentido más como una carga que como un merito, he de reconocer que la voy a echar de menos. Pero siento que he de renovarme, tengo que hablar de otras cosas, ultimamente sentía que estaba exagerando mi propio dolor, limitandome a mi mismo: hay otros temas interesantes, otros sentimientos, otras areas que ahora me apetece mucho explorar. Por aqui se empieza, pero aún hay más. Necesito sentirme más autentico, sobretodo a nivel emocional, por eso, a pesar de los buenos momentos que he podido sentir hablando con personas que no conozco en persona, es momento de dejarlas atrás. No hay ningun interes oculto, ni ningun enfado. De hecho les agradezco que me hayan hecho sentir menos solo en algunos momentos, pero consideraría una farsa seguir manteniendo ese vínculo. Necesito dejar atras esta etapa de mi vida, con todas las consecuencias. Ayer me di cuenta de que el mundo ofrece muchas historias, muchos cuentos que esperan a ser relatados. Volví despues de 8 años al Coyote, el primer lugar en el que bailé con una chica, el inicio de mis inquietudes. Tenía miedo, miedo de reconocerme postizo en un recuerdo que ya no tenía nada que ver, algo asi como romper una fotografía. Pero lo pasé muy bien. Bailé (agité mi cabeza arriba y abajo sin parar durante 3 horas) y volví a quedarme fascinado con las chicas. Olvidé todos mis fracasos posteriores, todas esas angustias: volví a ser el chico inocente que se queda con la boca abierta mirando a la bailarina, incapaz de gestionar el estímulo potente de la belleza. El ambiente de deseo, de gente con personalidad, ajena a las modas: un mundo más allá de todas aquellas expectativas. Axl Rose en la pared, un bufalo con gafas de sol, Bono en el techo. Suena "Cover you in oil", y una chica morena, se sube a la barra. Empieza a bailar, se quita la camiseta y mueve su pelo. Toda la sensualidad estaba allí, allí mismo. La emoción de mi adolescencia, el viaje al pasado. Daba igual que me hiciera caso o no, lo importante es que había recuperado algo que pensaba perdido, una parte importante de mi mismo. Las acrobacias, piernas abiertas. Gente tranquila, bebiendo sus cervezas. Joder, como echaba de menos bailar de manera salvaje, sin preocuparme de parecer guay o de las miradas femeninas, de como voy a entrarle a aquella chica, dejé de pensar en ligar. Aquel espíritu era más importante. Había pocas chicas, unas cuatro o cinco, ninguna rubia, pero hubiera vendido mi alma por cualquiera de ellas. Lo noto. Hablo como si estuviera de nuevo al principio del camino, al inicio, olvidando las frustraciones, sintiendome bendecido por una especie de segunda oportunidad. Camisas de cuadros, algo vicioso en sus gestos. Venimos a divertirnos. A pasarlo bien. Que se joda el mundo. Que se hunda el barco. Un niño. Así me siento, aunque quizá un poco más cansado, o más viejo. Que coño. Estoy en lo mejor. Tengo 26 años y parece que salgo de mis propias oscuridades. Sé que esto puede hacerme parecer menos interesante, pero siempre tendré el mapa para volver a aquellas tierras. No es un adiós, sencillamente un hasta luego. Nos volveremos a ver, lo sé, en algún momento, cuando los deseos no se hayan cumplido, cuando los besos se hayan olvidado y la soledad vuelva a reclamar su espacio en mi cama. Está bien, acepto el trato. No aspiro a ser una persona diferente. Tengo los mismos fallos, las mismas manías, los mismos miedos, las mismas ilusiones. Pero ahora me apetece probar en otras tierras, hacer otras cosas, ofrecer otra versión de mi mismo. Sigo pensando en Ubú, en mi tesis, en el recital poetico, en conocer gente. Sí, me apetece conocer gente nueva, sentir ese frenesí inicial que aporta cualquier cambio en la rutina. Lucharé contra mi debilidad posterior, por lo menos tendré que intentarlo. A veces se me antoja que en el fondo, es algo muy sencillo. Interactua con el mundo. Participa. Intentalo. Eso en sí, ya es un logro bastante importante. Y después, insiste, repite, cae y alzate. Así y así todos los dias de tu vida. Joder, parezco un predicador, aunque no deberia avergonzarme de esa faceta, reconozco que me encanta hablar en los desiertos. Music Stories. Una de las cosas que me gustaría hacer ( esto lo digo como proyecto a largo plazo, tan largo que está en las cosas casi casi irrealizables, pero bueno) es ser el dueño de una discoteca. Pero una guay, no de esas que están en el Barrio. La idea sería algo asi como montar La Hacienda. Y yo, por supuesto, sería Tony Wilson. No es muy original, pero me encanta el nombre de Crazy Horse. En fin, supongo que es momento de marcharme, de poner el punto a la tarde de domingo, tan aburrida como todas mis anteriores, pero, sin embargo, tan diferente. Algunas canciones escuchadas ayer, otras, simples improvisaciones:

viernes, 18 de enero de 2013

Noise/Rabbits/Cinderella

Todo vuelve a la calma, aunque sólo sea de manera relativa o superficial. Me encantaría ser una especie de profeta, de flautista de Hamelin y arrastrar conmigo a las multitudes. Todos al rio, todos al desierto. A empezar de nuevo. La sola idea de pensar en empezar, me pone en marcha. Pero esto no significa nada. Me encanta empezar millones de cosas, para luego abandonarlas, para dejarlas ahi, como pruebas de que lo intenté. Suelo ser poco constante, sobretodo para la construcción de mi propia vida: esto es algo que tengo muy claro, una especie de regla de la compensación. Asumo que no puedo tenerlo todo, asi que prefiero que mis energias se dirijan a todo aquello que quiero hacer. El vivir ya es otra cosa. Me gusta pensar que la relación con las amistades, los amores y, en general el trato humano es la misma que existe entre un jardinero y una planta. En ese sentido, yo soy un mal jardinero, puede que el peor. Vivo en un mundo de expectativas, ahí me siento comodo, imaginado la cantidad de opciones que me son ofrecidas, todos los caminos, estan ahi, esperando, esperandome a mi, precisamente a mi, para ser recorridos. A veces pienso que la vida me ofrece demasiados estimulos: demasiados proyectos vitales, demasiadas chicas, demasiadas palabras, demasiados versos. No, no funciona. Y por eso no se me caen los anillos en reconocer que soy aburrido. Todo se vuelve oscuro cuando empiezo a hablar. Quizá el fallo está en mi mismo, en repetirme tan a menudo mis errores, mis tropiezos, como queriendo, sin querer, volverlos a repetir. Mi vida como una espiral, unas veces ascendente, otras descendente, pero con la certeza de que siempre acabo en el mismo punto, el mismo propósito de volver a empezar, esta vez de manera diferente, nueva: ahora si, ahora si. Pero siempre huyo. Principalmente de mi mismo. Con el tiempo esta huida esta dejando de ser un trauma, algo que tengo que esconder para convertirse en una especie de deporte, en un rasgo definitorio de mi mismo. No me alcanzareis. Como un conejo, corriendo, corriendo a ningun lugar, con ojos de miedo, con pánico de su persecutor, aquel que no ve, que es invisible, pero siempre presente. Me escondo bajo piedras, repto por la maleza. Atencion, una luz: me quedo paralizado. Eres tú. Siempre tu. Bajas despacio, intentando no asustarme. Es tarde. Ya no estoy. Todos los piropos me suenan lejanos, no me pertenecen las palabras amables. Dudo mucho que esto venga de mis años de instituto, de aquella vez que repetí curso y al año siguiente estudie como un hijoputa vengativo. Aquel fugitivo sigue dentro de mi, pero cada vez me cuesta más adivinar su escondite. Escucho sus voces, sus pasos, algun gruñido: no quiere verme, le decepciona mi comodidad, esa manera de caer en una especie de satisfacción, de rendición. La tripa, la barba. Deberias hacer ejercicio. Deberias escribir. Muevete coño, haz algo. Se va. Golpea mi cabeza con huesos y mi frustración adopta tonos de xilofono. Es ridiculo. Muy ridiculo. Dientes largos, mirando en todas direcciones, experimentando con el ayuno. Dos días con la mente al máximo, aunque al final los dolores de cabeza estaban ahí. Intenta vencer a tu cuerpo: él es el enemigo. Esta no es tu edad, es el campo de batalla. La juventud como destino, como agresión a los deseos incumplidos. El horizonte se esconde, una y otra vez, una y otra vez, en una especie de regañina por no cumplir los objetivos. Sí, he de programar mi vida, no sé improvisar, todo tiene que ser aqui y ahora, cuando yo lo ordene. Los secundarios en mi vida, yo los invito a participar, pequeños papeles destinados a que yo me sienta bien. Vuelve el agresivo, el niño conflictivo, el que no estudiaba y el que corria todas las tardes por las pequeñas montañas cerca de casa, lejos, lejos, hasta aquella cueva en la que había pintadas y un rollo de papel higienico. Nunca entré o nunca me quedé más de dos segundos allí, no lo recuerdo: parecía un escenario de snuff movie. El terror tan cerca de casa, tan cerca de mi mundo controlado. Después vinieron nuevos vecinos y aquel lugar quedó encerrado y aislado de mis temores. Era la época de las Spice Girls, de Marina, y de las niñas de Alcasser. Las primeras Interviú. La colunma de José Luis Coll. No sabía quien era. Solo buscaba juventud turgente, escondida, privada. En aquellos años aún no era un conejo. No había cazadores por ninguna parte. Todo estaba controlado. La caza empezó sin avisar, de repente. Solo en la nada. Corre. Huye por tu vida, pelea, hiere, grita. Pero no era el mejor corredor, lo reconozco, y el silencio pronto me hizo prisionero. Largos años contandome a mi mismo fantasias, poniendo lo que no me faltaba, era un rey en el exilio, así me convenzo ahora. No era mi culpa, no, no lo era. Simplemente no sabía las reglas del juego. Ahora sí las se, pero hace tiempo que el juego ha terminado. Ya no tiene gracia. Me he quedado sin rivales, perdido en tierra de nadie. ¿De ahí el aburrimiento? No creo. Reconozco en mi aburrimiento un factor elevado de niño caprichoso, de vago, cierta cobardía. Mis fantasias han llegado a las doce de la noche. Toca volver al mundo, da igual las habilidades desarrolladas antes. Es hora de jugar, es hora de perder. Pero bueno, trato de defenderme, de tomarme las cosas con humor, a fin de cuentas, sigo siendo el protagonista, y, a pesar de las soledades, de los desencantos, de que los dias tristes ganen a los felices y de que siga sin encontrar a esa rubia perdida y desprotegida que me acompañe en lo que queda de camino ( corto unos días, largo, demasiado, otros) sigo pensando que el final de la historia será satisfactorio. Eso si, no creo que haya una segunda parte. Sería demasiado repetitiva.

miércoles, 16 de enero de 2013

Fake equilibrium

Hoy caminaba solo por la universidad. Pensaba en un millón de cosas, pero especialmente le daba vueltas a una cosa: ¿qué es lo que me lleva a escribir? No es por tener un don ni nada parecido (una de las cosas que mas sinceramente me dan asco son aquellas personas que dicen tener un don para cualquier cosa...en serio, me dan arcadas) ni porque tenga muchas cosas que decir, ya que como es evidente, creo, siempre hablo de lo mismo. No, no van por ahí los tiros. Tampoco estoy en una situacion desesperada, en un limite que me empuje a escribir para sentirme importante o para contar algo. Tampoco lo hago por necesidad, no. Lo hago ( o por lo menos hoy pienso que lo hago) porque me gusta tener el control. Hablo de lo que me da la gana, cuando me apetece. Sin reglas, sin limites, sin nadie que me diga lo que es correcto o no. Puedo inventar amores imposibles, darles forma durante paginas y paginas, y despues matarlos en dos líneas. Puedo viajar, soñar, crear y destruir a mi antojo. Vale, vale: es un poco pedante, en el fondo es lo mismo que la necesidad o el don. Suena igual de pretencioso. Precisamente por eso me gusta. En mi posicion, puedo crear opiniones, crear problemas y proponer soluciones fantasticas. Ponerle a mi vida todo aquello que le falta, vivir esas otras vidas que considero tan mias como esta, solo que mas lejanas, mas ausentes, se podria decir que estan a la espera. Hoy no podré levantar el vuelo, el post es flojo: siempre lo es, pero acudo al recurso facil, a mis penas, a mi lastima, que siempre se repite, para parecer interesante. Otra pregunta: otra sombra que acecha a cada esquina, los demás, o mejor dicho, su opinión, sus pensamientos sobre mi, o quiza su falta de pensamientos, puede que sea invisible, que nadie me necesite...joder, quien sabe. Mientras tanto parece que el mundo no reacciona, que no responde a mis llamadas de auxilio. Es un naufragio ridiculo, mis vicios se meten en los pulmones y no me dejan respirar. Tanta práctica me ha servido para escribir un poema, pero no voy a ponerlo por aqui. No. Para compensar (no sé bien que) un poco de Jeff.

lunes, 14 de enero de 2013

Achtung Sputnik!

Me he quedado más tranquilo, a decir verdad mucho más tranquilo al descubrir que sobre el año 2035 ningun meteorito va a destruir la tierra. Con el tiempo, lo reconozco, me estoy volviendo una persona altamente supersticiosa, casi hasta la estupidez. El otro día me pasé toda la tarde leyendo sobre Thelema, la religión (o el credo o el culto) que creó Aleister Crowley. Más que entrar en detalles, que me importan una mierda, lo que me llama la atención es mi nueva atención en ese tipo de cosas. Bueno, no, quizá exagero. En mi casa no se clavan los tenedores en el techo ni la niebla de la tele me invita a pasar porque ellos ya están aqui. No, joder, no es para tanto. Pero si hay algo que me hastía de la realidad, que me aburre profundamente es esa manía de poner el foco en todas las cosas. A mi me gustan los rincones oscuros, esas zonas de penumbra en las que uno nunca esta seguro de las cosas que conoce, o de si lo que conoce es simplemente un condicionamiento mental o una manía. En ese sentido soy supersticioso: la realidad me aburre. Me aburre mucho. Un montón, colega. Estoy dando vueltas en circulo, no me reconozco. Al hablar de otras cosas que no sean mis propias penas, me siento extraño, como fuera de lugar. No es que sea ajeno a las cosas que pasan: el otro día, por ejemplo, me quedé en casa por un dolor de espalda y vi toda la programación matutina. La teletienda. Espejo público. Ana Rosa. Mujeres, hombres y viceversa. Mariló. Lucha libre. Boris Izaguirre diciendo que era horrible, espantoso (con ese acento exagerado de mierda que tiene) que fueran a echar a dos ancianos a la calle. Ana Rosa les decía que llevaran su caso a Estrasburgo y Mano-Bibi Andersen cruzando las piernas. Que mal rato hemos pasado todos: nosotros aquí en plató y vosotros en la puta calle. Pero no lloremos, hemos cumplido cuatro años en antena. Que grandes momentos. Que pasen los pretendientes. Amadeo se ha comido la boca con Luisi, pero Andrea va a pelear por su amor. Vamos a ver, que no tengo nada en contra del amor en los geriatricos, pero...¿en serio esta mierda le puede interesar a alguen? En fin, con mi bata y mi bastón me indigné joder, me indigné de que nadie se diera cuenta de semejante situación, pero bueno, pueden quedarse con toda la realidad: les regalo mi parte si quieren. Yo prefiero esas cosas que solo puedo verlas yo. ¿Que quizá son más insatisfactorias? Puede. ¿Que serías más feliz siendo tan encantador como marcan los canones? Seguro, seguro que si. Pero, si me preguntan que de que parte estoy, les diré que de ninguna. Yo soy un anarquista, un irreverente, un desobediente, budista a ratos, contradictorio, solitario, perdido, agresivo y encantador. Todo esto es la versión virtual de mi mismo, claro: en el fondo me considero, en lo esencial, una persona aburrida que quiere dejar de serlo. Es una mierda de post. No me sale nada interesante: absolutamente nada, pero parar, dejarlo aquí sería asumir mi fracaso. Tengo que seguir con la esperanza de que llegaré a alguna parte. Esa es la sensación que tengo con mi vida a veces, no sé bien a donde voy, pero quiero llegar a alguna parte, preferiblemente pequeña y soleada, sin vecinos, un rincon escondido de miradas, opiniones y deseos. Me gusta condenarme al fracaso desde el principio, debe ser que tengo una querencia especial por los planes que salen mal. Hay un perdedor dentro de mi que lucha por salir. Me cuesta mantenerlo dentro, pero es muy beatnik, empieza por la barba, por la risa estupida, por la frivolidad, por la pereza: sí, se hará con el control. Estas batallitas no tienen más consistencia que la de una anecdota mil veces oida, no sé porque me empeño tanto en volver a ciertos lugares, es como si no pudiera escapar de ciertos recuerdos. Eso me da miedo, lo asumo, me da pánico no saber evolucionar. Es como esa gente que dice "yo no voy a cambiar". Idiotas integrales. Yo daría mi meñique (mi meñique de las promesas) por dejar de ser quien soy. Por empezar de nuevo, libre de manias, de miedos: quiero ser rubio y partirme un diente, quiero no tener dudas y bailar, invitarte a conquistar el mundo: tu y yo. Perder mi nombre, para que no signifique nada, no tener edad y olvidar todos mis recuerdos, las palabras, las músicas, los versos, las peliculas, los fracasos, los silencios. Querría llenar mi vida de sonidos estridentes, de escaleras que suben y bajan, los pasos freneticos de la libertad. Lo quiero todo y, a la vez, no quiero nada, no quiero atención, no quiero manos que se asomen al pozo ni voces que me repitan que no estoy solo. Dejadme tranquilo en mi mentira, dejadme ir lejos. Suicidio, palabras estupidas. Demasiado tarde para la eternidad. Demasiado tarde mientras siga en una silla, soñando sentado tras una mesa, sin hacer nada excepto pensar las cosas que voy a hacer. Trazo el mapa, pero no recorro el territorio, que esta yermo, vacio, como un desierto. La noche es el oasis de mi vida: todo es posible cuando duermo, todo parece que puede volver a empezar, sin tener en cuenta los errores, ni las ausencias. Pero entonces....ay, entonces, vuelvo a despertar. A veces pienso que las exageraciones son lo único que me queda but now you are gone...

lunes, 7 de enero de 2013

Sandman

Bueno, es dificil empezar un nuevo post, las expectativas y todo eso, ya sabes. Especialmente las expectativas marcadas por mi mismo. Quizá no oigas la voz, pero es un grito, una estridencia constante en mis oidos, una exhortación a esa parte de mi que todos desaconsejan, esa que no se corresponde con como soy de verdad: una llamada a los abismos, que hoy, a pesar de todo eso, me apetece y mucho, recorrer. Ayer me acordé de Inés, posiblemente una de mis ultimas obsesiones rubias ( me siento un tanto Hitchcockiano, pero en fin, no puedo hacer nada). Pensaba en ti, Inés, sabiendo que jamás me volverás a leer. Esto no deja de ser la obra de una persona que naufraga. Quise repensar toda la situación, enviarte una solicitud, saludarte con -sincera- alegría, volver a la normalidad, a aquellos tiempos en los que conversabamos por el ordenador casi todas las noches. Sí, ese recuerdo es un lugar agradable al que regresar, una orilla en la que recostarse y dejar que las olas te mojen el pelo y la ropa, llenandote la piel de pequeñas algas, la arena pegada en las piernas...Pero, ¿y después? ¿sería capaz de sobrevivir a mi mismo? Lo dudo. Todo volvería a tener una intención extraña, alejada de los inicios, condenándome a volver a cometer mis errores. Mejor que no sepamos nada el uno del otro, por más que los recuerdos que, yo, por lo menos, mantengo sean agradables. Hoy no me encuentro especialmente positivo, por más que ultimamente, por una especie de embrujo o casualidad astral, me noto más optimista de lo que acostumbro. Por más que el camino se estrecha y las luces se apagan, cada vez es más evidente el camino, como si pudiera recorrerlo con los ojos cerrados. Puede que vivir se reduzca a eso, a tener tal certidumbre de tus propios miedos que seas capaz de visitarlos de manera automática. Sé que no tiene relación, que no tiene que ver con nada, pero me apetecía decirlo. Un robot. Cada día lo tengo más asimilado, como si repitiendo la mentira, acabara por creermela. Sigue así, pequeño. Keep rolling. Antes me imaginaba llegando a cualquier lugar, no importaba cual y poder descansar, parar y olvidarme de mi mismo. Ahora soy incapaz, tengo prisa, la urgencia me ataca por todos los lados y vuelvo a combatir con mis enemigos de siempre, aunque no les vea las caras, aunque su rostro se pierda en una incómoda niebla. Todo tiene que hacerse ahora, como si supiera que me queda poco tiempo y tuviera que dar testimonio de que mi vida no ha sido en vano, de que no, no, no soy ese chico tonto del colegio...mi regla estaba rota y por eso las medidas estaban mal, pero no era tonto: las chicas salían con los chicos-malos, los que fumaban porros y llevaban moto. Nunca quise ser como ellos, yo era de otra manera, a mi me gustaba la musica, escribir, jugaba mucho al baloncesto por aquel entonces...pero nadie vio la diferencia, joder, nadie se dio cuenta de que yo estaba alli. Y lo estuve por muchos años, esperando, expectante, que alguien abriera los ojos, sencillamente eso, que los abriera. Pero eso no pasó, nunca, nunca y yo me fui encerrando, quise desaparecer para darles motivos, para justificar en cierta manera, esa invisibilidad que sufría a diario. Pasé malos años, horribles, en los que nunca pasaba nada: esa era la tragedia. Nunca pasaba nada. Un dia tras otro, tras otro: las mismas frustraciones, las mismas ilusiones mudas, los mismos movimientos, las mismas calles, las mismas palabras, los mismos deseos. Todo intacto, preparado para otra persona, para los ladrones de mi propia vida. Aun hoy, cuando estoy lejos de todo aquello, estoy convencido de que empecé a morir cuando era un crio, con ocho años o quizá nueve, no lo sé. Puede que fueran doce. El número no es importante: fue esa ápoca de colegio, sin amigos, sin amores, sin compensaciones. No había nada que me permitiera apartar ese foco que es la realidad de mi cara. Sudaba y lloraba, aunque con el tiempo, ya no se notara la diferencia. ¿Excesivamente dramático? Puede, pero hoy no me importa serlo. Hoy los siento a todos muy cerca, a todos los demonios de todos los tiempos, hoy me han atrapado y estan haciendo jirones mi camisa. Y yo los dejo, me gusta verlos ahí, arañando mi piel, mordiéndome hasta el hueso, tirándome del pelo. Me dan lo que me merezco, por haber sido tan complaciente, por no haberme rebelado ante aquella situación, quedándome quieto en un rincón, cuando el mundo al completo era mi reino, por no reconocerme en el espejo o pintar una versión deforme de mi mismo. Sí, he dejado hacer, laissez faire, experimentando con mi propia vida. En algunos aspectos he de decir, sin rubor, que el experimento ha salido mal, que la hipotesis ha sido confirmada: se me da mal vivir. No quiero que pienses cuando leas esto que soy un ser serio o confinado en una habitación. No. Todo lo contrario. Será dificil que me veas contrariado, casi siempre estoy sonriendo, con una broma a punto de ser verbalizada. Pero no te confundas, es sólo una armadura, en realidad estoy lejos de alli, muy lejos, es simplemente una risa desesperada, la risa de aquel que sabe que ha perdido, que no puede cambiar nada y que se limita a esperar. ¿Esperar a que? En mi caso, se que un dia u otro no podré seguir intentando ser buena persona (es quizá una de las labores más dificiles a las que uno ha de hacerle frente), y baje los brazos, reposando en los brazos de aquella que ha estado conmigo durante todos esos años, esa amante celosa que sabe que en un momento u otro volveré con ella: son indiferentes mis intentos, mis engaños, ese pensar que he cambiado, que no lo volveré a hacer...Tonterías. La orilla más cercana al abismo, la más suave, cuando todas las voces suenan lejanas, las esperanzas baldías, en ese momento en el que te das cuenta de que nada merece la pena. Bueno...creo que ahora si estoy exagerando. Antes de llegar a ese punto, tengo un año movido, un año en el que la mirada se vuelve furiosa, inquisitiva, inquieta, ansiosa por llegar a algun lugar, por rasgar el suelo con sus manos, salvaje como un animal encerrado. Aun quedan algunas batallas, y alguna guerra perdida de antemano, pero hay que pelear. ¿Amar? Me gustaría saber cómo hacerlo. Tras la fase inicial, la parálisis, no sé mantener viva la llama de la intriga, del interés: no sé ser misterioso. Por el contrario, cada año me vuelvo más estupido, esa es una de las pocas certezas que tengo el orgullo de afirmar. Idiota. Imbécil. Quizá gilipollas. Sí, todo eso y aún un poquito más. Los días se presentan ante mi con una inquietud casi sexual, tengo que hacer todo en ellos, completarlos, hacer que merezcan la pena. Casi no hay tiempo para comer, eso es accesorio, eso no me ayuda a avanzar. Y leo, mucho, más todavía, recorriendo multitud de kilometros desde mi mesa, sabiendo que merece la pena, no sé bien la razón, pero algo me dice que continue, que esta semilla acabará por florecer, que esto dará frutos en algún lugar y en alguna época, aunque desconozca cual. Me acerco a pasos agigantados a mi destino edípico. Lucho por no ser yo, pero cada paso en la huida me acerca más y más a esa conclusión que he imaginado, despierto y en sueños, tantas veces. Creo que me ha quedado demasiado exagerado, pero exagerar mis propios delirios me parecía la mejor manera de celebrar este post número cien. En fin, cuando leas esto, imaginame tirando confeti en mi habitación en tu honor. Aunque sólo sea por las molestias que te has tomado en prestar atención a este tonto, solitario y cursi chico aburrido.

viernes, 4 de enero de 2013

Paradise Lost

Vuelvo antes de lo previsto. Pero no hay tiempo que perder. Afortunadamente, vuelvo a ver enemigos acechando en cada esquina, esperando mi tropiezo, mi error, para reirse de mi, como lo hiceron años atras. Puede que esa sea la razón que me impide disfrutar de las buenas noticias: ¿un sobresaliente en un master? bien, vale. ¿aplausos antes de empezar una clase? Bueno, no está mal. ¿Una chica me para por la calle para pedirme una foto porque "eres guapísimo"?. En fin, no deja de ser una anécdota curiosa. Nada de eso me vale, porque sigo huyendo de vosotros, de aquellos profesores, de aquellas niñas caprichosas que no me prestaron atención, de las tardes muerto de miedo paseando solo por la universidad, sin conocer a nadie, huyo especialmente de los cumpleaños: el teléfono se vuelve una bestia sin compasión, llamando mi atención con su silencio. Por más que intento no verlo, lo consulto cada cinco minutos, esperando que alguien se haya acordado de mi. No pido ayuda, pero eso no significa que no la necesite. Para. Cállate. Eres demasiado pesimista. Dicho así parece que tu vida es una mierda y tampoco es para tanto. Es verdad, puede que tengas razón, pero no puedo evitar cierta urgencia en mis gestos y necesidad en mis palabras: esto tiene que ser dicho, aún cuando no sé muy bien a qué demonios me refiero al decir "esto". Hablo de mi infancia, de mis deseos actuales, de mi adolescencia escondida, sin decir realmente nada, limitado por una especie de muro o de verguenza, que esquiva lo importante, pero...¿y si no hubiera nada importante? ¿Y si detrás de ese horizonte no hubiera nada? Eso lo veía bien en mis libretas de poesía, que numeraba según el alfabeto griego. En alfa, trataba de identificar el problema, las causas, el miedo, el sufrimiento, la paranoia, la insatisfacción y el enfado. Pero en las siguientes libretas, Beta, Gamma y Delta me fui dando cuenta poco a poco de todo lo que existe detrás de las palabras, de ese desierto que espera ser descubierto. Lo veía todo en ruinas, apenas diferente del silencio, donde lo esencial o mejor dicho los ecos de lo que en un tiempo fue esencial, llegaba a mis oidos. Y esto estaba claro: el enfado y la tristeza seguían ahí, pero ya sin sentido, simplemente como una manera de continuar vivo. Hace tiempo escribí un dialogo entre dos mujeres. La situación había sido la siguiente: en cualquier guerra ( lo imaginé más como diálogo teatral que como cualquier otra cosa) dos mujeres que habían sido torturadas - en una especie de joy division o algo así- se quedaban solas, abandonadas, esperando un rescate que sabían que no llegaría jamás. Solo podían amarse de una manera física, pues habian sufrido tanto que estaban vacias de cualquier tipo de sentimiento. No podían dejar de quererse, pues sólo así podrían seguir viviendo, pero era una situación dificil. De todas formas, creo que lo estoy explicando mal. Cosas de las prisas. Volviendo a mi oficina esta tarde ( el lugar desde el cual escribo mis últimos posts) estaba dando cuenta de un cierto cambio de tendencia en mis filias. Hasta ahora, el ideal estaba representado por una chica rubia, de piel clara, como en las novelas de Raymond Chandler. Joder, si empecé a fumar en pipa por el detective Marlowe...En fin, no quiero perderme, las rubias de color ceniza y ojos azules como rubíes ( no tengo ni idea de como son los rubíes, aunque me temo que no son azules...pero mejor que decir: azul como el mar o azul como el cielo...me dan ganas de vomitar) esas ocupaban el primer lugar en el podio de mis deseos. Pero ayer, precisamente ayer, en mi viaje de vuelta a Alicante, en la linea 24, perdido en una lectura de un artículo de Gay Talese ( sí, "ese" artículo) vi bajar, justo en una parada antes de la mia, a una morena claramente interesante. Estaba de espaldas, con un jersey rosa que le dejaba un hombro al desbubierto, la cinta de su sujetador sobre su piel. Le seguía una minifalda negra, corta, muy corta y medias negras. Sé lo que estáis pensando: pero no, no es la primera (y espero ni la última) vez que veo a una chica en minifalda. Era diferente. La seguí con la mirada mientras me alejaba, viéndola caminar por la calle y feliz por comprobar que el chico que había bajado con ella no le había dirigido la palabra y se alejaba en sentido contrario. El último recuerdo que tengo de ella es verla esperar en el semaforo, con un pitillo recien encendido. Decididamente, esa tia tenía clase. Pero yo, como tantas veces, seguía mi camino, perdiendo toda ocasión de vivir en el mundo real y sirviéndome de esta frustración para escribirlo aqui, lo que no se, si, en el fondo me compensa. Otra cosa es que la vainilla debe dar un paso al frente si no quiere perder su puesto hegemonico en mi corazón, ya que La copa homenaje al chocolate está avanzando a pasos agigantados. Yo vivía tranquilo, construyendo todas mis filias y deseos en torno a rubias y a la vainilla, pero ahora resulta que aparecen Sofía Vergara, Zooey Deschanel y toda esa cuadrilla de morenas igualmente atractivas que, realmente, me hacen dudar. Otro campo son las pelirrojas, pero creo según mis últimas referencias, Christina Hendricks está felizmente casada, así que no es cuestión de ir malgastando energias en labores imposibles. Y todo esto lo escribo con la esperanza de continuar con el ideal, esperando a que alguien me conteste, aqui, exprimiendo el poco talento que creo que tengo como una manera de esquivar el tiempo, de evitar el aburrimiento, sin nada que leer, para entretenerme. Como un juego que no necesita de nadie para poder ser jugado. A veces me pregunto si acaso no es esa la verdadera razón de que escriba. Todo me resulta tan aburrido que me imagino en lugares en los que yo soy el dueño, el rey: todo se hace a mi gusto y voluntad, pero sin grandes objetivos, simplemente como una diversión. Y es que en el fondo, por muchas peliculas que vea, por muchos libros que lea y por mucha musica que devoren mis oidos, sigo considerandome un chico, en lo esencial, bastante aburrido. Y para muestra de mi amor, un botón: P.D.: Puestos a hablar de amores ideales y todo eso y, aprovechando que tengo el día creativo ( cosas de la prisa o de la espera) sólo quiero una cosa: un amor ardiente, doliente, de estos que te matan lentamente, de los que te llevan a la perdición y, de los que sin embargo, no puedes escapar por la sencilla razón de que te encantan. Me hubiera gustado explicarlo con más detalle, pero es dificil teniendo en cuenta que no podría hacerlo mejor que Monsieur Brel:

Au revoir! (Howl)

Tengo prisa, como ya he dicho días atrás. Por lo pronto, me propongo escribir en un mes más que en todo el año anterior. 16 posts. Tampoco es tan dificil. Mi proverbial pereza parece que se aleja, aunque ya sé que no lo hace del todo. A veces me cuesta encontrar temas de los que hablar, ya que siempre acabo hablando de lo grande o lo pequeño que me resulta mi ombligo o, peor aún, hablo sobre lo dificil que me resulta hablar. Estas líneas son un ejemplo claro de ello. O también, ahora que lo pienso, podría hacer mención a mi necesidad creciente de superstición, que es una variante de mi manía o mi falta -fluctuante- de fe. Hoy he soñado algo curioso: me entregaban varias fotografías ( creo que eran cuatro) de mi mismo y en una salía sonriendo, cosa bastante extraña en mi, más que nada porque me cuesta dios y ayuda salir reconocible en una foto. Supongo que le pasará a todo el mundo, pero me veo más guapo por las mañanas, cuando me veo en el espejo que cuando hay que ponerse la careta social para certificar que lo estás-pasando-muy-bien-en-vuestra-compañia. En fin, cosas del directo, supongo. Pues el caso es que esta mañana he buscado en mi libro de interpretación de los sueños cual era el significado de mis delirios nocturnos, cuando no he podido dormir del todo hasta que he escuchado los pasos de mi hermana al volver por la noche. Teniendo en cuenta que las fotos estaban en color y que me las entregaban a mi ( hay que tener en cuenta estos pequeños detalles, ya que la interpretación puede ser muy diferente si, por ejemplo, la foto era en blanco y negro o si era yo el que se prestaba a ser fotografiado) la conclusión era que iba a conocer a alguien especial y, claro, ante ese panorama mi corazón ( agarrense, vienen curvas) no puede dejar de sonreír. Lo reconozco, me conformo con poco. Me vale la expectativa del amor, la imaginación, más que el amor mismo, que no se gestionar. No sé como actuar frente a una persona que me dice que me echa de menos o que me quiere. Simplemente me bloqueo, me traslado a mi infancia, a esos días en los que Cristina pisaba las margaritas que recogía de mi jardín o cuando Merce dejó de hablarme después de haber intentado hablar con ella por la calle (ahora que lo pienso, fue una escena un tanto cómica: ella había salido un poco antes de clase y su casa estaba al lado de la tienda en la que trabajaban mis padres, asi que, por lo general, tomábamos el mismo camino de vuelta. Pues bien, aquel día, la vi a lo lejos, asi que aceleré el paso para poder saludarla. Llegué exhasusto, así que mi cara no mostraba su mejor expresión, a lo que hay que sumar que era un día de frio, por lo que vestía con un grueso abrigo marron y un corro que apenas me dejaba ver por donde andaba. ¡Merce! le dije. Ella se giró, en el mismo instante en el que alguien me decía ¡Isi!. Era mi padre. En mi frenesí por llegar a mi amada, no me había dado cuenta de que mi padre me esperaba en la misma esquina. Entonces, justo en ese momento, Merce se giró, nos vió a los dos y girar la cabeza y huir fue todo uno. Desde entonces, yo perdí dos placeres: que mi padre me esperara al salir del colegio, un lujo no despreciable teniendo en cuenta los pocos amigos que tenía por aquel entonces y que mi amada volviera a dirigirme la palabra). Por terminar con este tema al que me parece que le estoy dando más importancia de la que tiene, sólo decir que vi hace poco a Merce, como dependienta de una tienda de ropa juvenil. Nos reconocimos mutuamente, fruto de miradas, primero casuales y luego furtivas, pero ninguno nos dijimos nada. Supongo que la ocasión de fingir alegría por el reencuentro ( y las consabidas preguntas sobre su vida, obra y milagros) llegará en un momento u otro, ya que, para bien o para mal, soy en cierta medida esclavo de la moda y acudo a esa tienda con cierta regularidad. Soy consciente de que me quedo clavado en pequeños detalles, que los magnifico sin razón, pero cuando el único material con el que uno cuenta es su propia vida a veces hay que exagerar algunos detalles, a fin de resultar (consuelo de tontos) entretenido. Mi infancia y mi soledad son una especie de Escila y Caribdis por las cuales trato de transitar, resultando, por lo general, un fracaso, ya que siempre acabo hablando de lo mismo. Dos polos generadores de energía, pero a la vez de tristeza. Y es que siento una especie de especial morbosidad por mis propios temores y sufrimientos. Me asomo a mis abismos, poniéndome al límite, casi puedo sentir la fuerza de atracción, una especie de gravedad esencial que me atrae a mis epocas tristes. Hoy estoy bien agarrado a no sé bien qué ( bueno, sí lo sé: mi ambición o quizá la necesidad de contar todo esto), pero mi verdadero hogar es ese: mi soledad es mi reino. Es dificil de explicar, porque en ocasiones las penas superan a los placeres que esta me proporciona, que suelen ser pequeños y esquivos. Sin embargo, soy incapaz de renegar de ellos. Por lo demás cada día me siento más seguro con mi tesis ( horas preciosas se acercan) y Ubú no se va de mi mente. Además, los poemas parece que están ahi, llamando a la puerta. Supongo que es hora de abrirles. Otra frase que se me ocurrió ayer antes de dormir ( desconozco de dónde viene esta propensión a pensar de noche: bueno, sí, sí la sé): El destino te está haciendo llamadas perdidas. Es hora de que cojas el teléfono. Como frase es cutre, lo sé. Pero en cierta manera, como individuo yo también lo soy, asi que quedamos empatados. Jacques, mi querido Jacques Y Scott Walker ( sí, el de Tilt, The Drift y Bish Bosch) en plan exégeta para Albión:

jueves, 3 de enero de 2013

We, the rolling people.

Tú tienes la culpa, Romain. Me acabas de recordar quien soy, las cosas por las que merece la pena vivir y, acaso, morir. Ayer estaba en la cama, contando hasta el infinito para esquivar el frio ( los pies congelados, la sensación de haber perdido una tarde enganchado al ordenador) cuando volví a pensar en el suicidio, pero ahora de una manera diferente: El suicidio te persigue ¡huye! ¡vive!. Sigo creyendome pesimista, pero ahora se me hace más dificil. Es como si no tuviera tiempo para perderme en como soy o no soy. Quizá en esta parte pecaste de exceso de ambición. Joder, no, nunca aceptaré que puedan existir excesos en la ambición. Escribo esto desde mi oficina, bajo la atenta mirada de mi figura de Napoleón y entonces me doy cuenta: quiero escribir, quiero ser diferente, quiero escalar la montaña más alta y quedarme con la chica más guapa. Lo quiero todo. La sensación que tenía al empezar el año sigue latiendo, como certificando que su promesa iba en serio, haciendome ver las cosas de manera diferente. Siento una energía que no he de negar que proviene de cierta desesperación, de un "todo o nada" un "aquí y ahora". Durante mucho tiempo he sido el chico tímido de la primera fila, el soñador solitario, el amante silencioso. No necesito esas alforjas para este viaje. Necesito construir mi vida como una huida, principalmente de mi mismo, de mis miedos salvajes, que crecen apresuradamente, respondiendo al desafio de este nuevo optimismo. Pero me niego a rechazar cualquiera de mis dos partes, la que me hace despertar y la que me destruye. Necesito a las dos para realizar mi particular canto del cisne. Como decía Neil Young "Mejor arder que desvanecerse". Quiero arder, quiero quemar toda la oscuridad que, real o no, me ha tapado los ojos todos estos años. Estoy en disposición de tomar las riendas, de alzar la voz y decir: aquí estoy. Perdón por haber tardado tanto en llegar. Esa es la sensación, llego tarde, pero aún a tiempo, con prisa por ponerme al dia en mi propia vida, que es la tarea más dificil a la que me enfrento a diario. Porque, lo reconozco, a pesar de toda esta energía, me sigue costando lo más elemental, lo básico, aquello que generalmente no se suele echar de menos por ser obvio. Sueño con adaptar Ubú, millones de ideas vienen a mi cabeza, un espectaculo grandioso, una crítica mordaz, inteligente, un cajón de sastre para mis filias y mis fobias: la televisión, las rubias, el sexo, la filosofía, la popularidad, la soledad, el fracaso, la presión, el dolor, la religión...todo cabe, de todo me siento capaz. Ahora si. Ahora sí. Pero luego me veo en el espejo, en pijama, con, he de reconocerlo, algún kilo de más, fruto de mi pereza legendaria y mis brazos delgados, flojos y lamento no ser algun guaperas de esos que llevan tupé y salen a dar una vuelta con la guapa del barrio. Eso, que debería ser algo sencillo, elemental: poder conocer a alguien, se me antoja endemoniadamente dificil, casi imposible. Y más teniendo en cuenta que ni por mil reinos medievales renunciaré al ideal. De la misma fuente, tienes que rebajar tus expectativas. NO. Mil veces no. Quiero a la chica rubia, a la guapa, a la lista, a la diferente. He imaginado durante noches y más dias de los que recuerdo como te he conocido: unas veces hemos coincidido en mi Fnac, otras paseando por la calle, otras, en alguna escena rara en la calle, de noche, a millas de cualquier civilización, rodeados de extraños que beben y viven su vida como si fuera sencilla. Quizá por ser tan intransigente en mis sueños me veo abocado a la soledad, quien sabe. Pero si de algo tienen que servirme mis sueños es de brujula, tienen que indicarme el norte, mi dirección, de ahí que tengan que ser tan exagerados, tan grandes, para no perderlos de vista jamás. En enero quiero explotar, que la serpiente mude su piel. Estoy por fin a los mandos, tras una temporada larga en el desierto. Sin embargo, en esta travesía he aprendido unas cuantas cosas útiles: se convivir con la soledad, alimentandome únicamente de silencio. Nadie me reclama, nadie me llora, nadie me extraña ni me quiere. He sido capaz de sobrevivir a eso, a la exclusión, a la falta de popularidad, al rechazo, a esas voces en mi interior que decían: estas solo, ella es imbecil, no te quiere, mata, rompe, quema, hiere. Esas voces siguen ahi. Están lejos, pero volverán, por la sencilla razón de que siempre lo hacen, pues tal es su naturaleza. Volver. También he aprendido a ser invisible, a esconderme detrás de pantallas de palabras superficiales, que para mi no significaban nada, capaz de no estar cómodo en ningún sitio, para sentir que cualquier lugar puede ser mi hogar. Lo esencial nunca corre peligro: siempre está dentro de mi, mi debilidad, mi amor, mis dudas. Nunca salen, siempre me acompañan allá donde voy. No puedo escapar de mi mismo. Empieza, lo que decía mi vuelta del exilio, sin saber muy bien por donde empezar, pero con la convicción de que hay muchas cosas por hacer y ganas para hacerlas. En fin, reconozco que este post me ha quedado un poco cursi, pero en una travesía tan larga, son igualmente corrientes los días de sol como las tormentas.

miércoles, 2 de enero de 2013

10, The world is yours

Seré breve. Jodidamente breve. En un arrebato de claridad, me he dado cuenta de lo ridículo de mi post anterior. Siguiendo mi regla de no borrar nada ( excepto aquel mensaje) voy a dejarlo ahí, como prueba empírica de que no me puedo despistar ni un segundo: la estupidez acecha en cada esquina, en cada tarde solitaria y en cada libreta en blanco. Fuera de mi imaginación. Estás expulsada. Estuve a punto de escribirte pidiendote perdón, arrastrándome, tragandome ese orgullo del que ayer renegaba, pero que siempre me pone en pie. Dos noches, tres, llegué a abrir el correo e e imaginar lo que iba a ser mi mensaje: sin dramas, con amabilidad, con ganas de recuperar el tiempo perdido. A la mierda. El tiempo perdido, perdido. Ahora me preocupa más no perder el que tengo por delante, que es mucho, puede que demasiado. Tiraré la llave en el más profundo de los abismos marinos, rodeados de esos peces y bestias desconocidos, que anhelan la luz, o quizá no, quien sabe. Azul. El mar. Mi mediterraneo. Cada vez que lo miro, vuelvo a casa, sin importar la distancia, la ausencia, el deseo y los malentendidos. Vienes corriendo a abrazar mis pies desnudos cada vez que me ves. Pero esto ya no es asunto tuyo. No, ya no lo es.