martes, 17 de enero de 2012

Tú.

Me jode reconocerlo, pero te echo de menos. Me había acostumbrado a ti, a tus palabras, a esa manera que tenías de hacerme sentir tan bien. Hace una semana que no tengo noticias tuyas y no recuerdo haber estado tan triste en mucho tiempo. Quizá me asusta esta manera de depender de ti: lo hablamos mucho, teníamos que simplificar, hacerlo todo más facil, no dejaríamos que nos pasara lo que le pasa a todo el mundo: eramos buenos amigos. Leo y releo tu ultimo mensaje, como si aun estuvieras ahi, tan cerca y a la vez tan lejos. Mierda. Cosas así me convencen de que aún soy demasiado sensible, demasiado debil como para soportar este silencio: te contaba mis problemas, pero sobre todo, te contaba mis sueños, mis ilusiones, compartia contigo la felicidad que a la vez tu me dabas con cada "hola". Ahora estos meses me parecen lejanos, recuerdos de piedra que se resquebrajan en cada intento por revivirlos. No eres real, intento convencerme, pero la verdad es que has sido lo mas autentico que me ha pasado en este tiempo: no puedo negar lo que sentia, la felicidad, la risa, la preocupacion por tus problemas, la alegria por tus buenas noticias: no, eso no era falso. No puedo negarte.

Pero hoy, y desde la ultima vez que sin saberlo hablaba contigo, me siento triste, inundado por oleadas de sombra, por espectros que me gritan al oido: estas solo. Si, lo estoy. Otra vez. Y aquella casualidad no se repetirá, ¿qué puedo decir? Supongo que te busco, supongo que te perdono. Como un tonto te sigo enviando mensajes, esperando ser respondido alguna vez, teniendo miedo de parecer un solitario obsesionado mas que de reflejar la realidad: un tipo normal que sencillamente estaba feliz. Sólo eso. Y la debilidad de tu falta me hace cometer errores, intentar reconstruirte en otra cara, en otro tiempo: pero no es lo mismo. Me da miedo no volver a saber nada de ti, dejar sin acabar esta historia: siempre te decia: me da miedo el dia en el que dejemos de hablarnos. Y tu me respondias que no, que eso era una tonteria, que seriamos grandes amigos durante mucho tiempo. Vivo en el miedo, en el pánico, que crece a cada dia que pasa sin saber nada de ti. Espero y espero, con la esperanza de que que vuelvas: dime que no es verdad, dime que volveras y que todo volvera a ser como siempre. Por favor. Por favor.

jueves, 12 de enero de 2012

Cafeinópata.

Es dificil mantener un blog vivo, aunque sea en estado vegetativo. Realmente dificil. De hecho hace cinco minutos se me ha ocurrido la idea de acabar con el mio, poniendo una breve nota de despedida: más o menos así: "Seguiré escribiendo, pero ya no por aquí. Gracias a todos los que me habeis dedicado un poco de vuestro tiempo." La idea era esa, y en el fondo mantengo más o menos el espíritu, ya que ultimamente tengo pocas ganas de escribir, pero lo facil sería dejarse llevar y callarse. Sin más. Leí en Maus una frase que me gustó, algo como: vivir es ganar, y morir, perder. En este sentido, estoy ganando, porque sigo vivo y en su extension escribiendo aqui y ahora. No he de negar que mi recital-interruptus ( y lo demás) me ha quitado las ganas de seguir jugando a ser poeta. Ya de hecho la propia palabra hace que me ruborice, empieza a ser un recuerdo lejano, de cuando era un crio, o sencillamente un adolescente ( alargando mucho el concepto, eso si). Y es que hoy estoy un tanto sensible, no triste ( o quizá un poco) pero de una manera distinta. De una manera tranquila, como si hubiera llegado a puerto, después de muchas marejadas y tormentas. Las horas se me pasan cada vez mas rapidas, aunque tu me sigues estando lejos. No pasa nada, te siento cerca, casi noto tu cabeza en mi hombro, justo como la piececita que me faltaba, de una manera natural. De hecho, tampoco voy a dejar de escribir, no, no. Ayer mismo escribí un cuento "Calaveritas". Pero, esas cosas ya no me definen, estoy en otro lugar. O quiza han sido ellas las que se han ido, quien sabe. Ya no me asustan las negativas, ahora me doy cuenta de que todos mis sufrimientos anteriores, han servido para algo: el mundo no era tan cruel. Estoy convencido de que sobreviviré a cualquier cosa. Estoy aquí.