miércoles, 9 de febrero de 2011

All the young dudes

Es el titulo de una de mis canciones de Bowie favoritas, aunque ahora esté escuchando la nada despreciable versión de Mott the hopple, gracias a la peli de Juno, que tampoco fue nada del otro mundo, aunque Ellen Page es la repera ( el papel de madrastra se merece mencion aparte por lo guay que me resultó). Tambien es el no-titulo de la ultima poesia que escribí, hace un par de dias, justo antes de ir al psicologo y justo despues de haber quedado por segunda vez contigo. Es una buena época, lo que explica que escriba tan poco ultimamente, tanto por aqui como por mi libretita roja ( tengo que comprar otra. La llamare "delta"), pero eso no significa necesariamente que haya dejado de pensar. No, ni mucho menos. Me siguen molestando cada vez mas cosas y mas personas, pero afortunadamente siento paz en mi interior. Mejor eso que no cambiar de estado de animo cada dos por tres y, en fin, todos esos temblores y esas historias. Volverán, lo sé. Porque como dice Jacques Brel al final de una canción, de esa gente uno nunca se marcha. Se que aun vive, pero de momento me está dejando tranquilo.

La semana que viene tengo uno de esos eventos que todo y que me hace ilusión, tampoco puedo decir que haga que me vuelva loco de alegria: mi graduación. Un buen momento para poner a prueba mis progresos, para comprobar como me muevo en estas situaciones tan incomodas para mi, con tanta gente y tantos extraños. En extraños incluyo a mis antiguos compañeros de clase. Ahora y solo ahora me doy cuenta de que no significan mucho mas que una cara conocida en mi vida. Especialmente llamativo es el caso de Inés. No te puedes ni imaginar la verguenza que me da reconocer que me gustó hasta cuarto curso. No es su culpa, ni mucho menos. Seguramente no soy su tipo (aunque ultimamente me siento capaz de mejorar cualquier oferta) y me he dado cuenta de que ella tampoco es el mio. No. Me di cuenta cuando solo contactaba conmigo por el interes de saber si iba a ir alguien a la cena (¿ojitos azules quiza? no lo sé...) o a la fiesta de graduación. Nada de "como te va" o similares. Puede que lo haga por no darme esperanzas o puede que lo haga porque es un poco sosa o puede que sea por las dos cosas. O por ninguna. A decir verdad, he cerrado satisfactoriamente el capitulo Inés de mi vida, entendiendo "satisfactoriamente" por no sufrir o amargarme sin motivos. Si va, bien, no le negaré el saludo ni mucho menos, como tampoco se lo negaria Richard Burton a Liz Taylor cuando estaban separados ( o casados o separados-casados o no sé, puede que ellos sean un mal ejemplo para lo que queria decir, pero creo que me entiendes).

También estoy sintiendome mas artistico y menos artista. Y me gusta. Aborrezco cada vez mas a la gente cool del planeta, como si hubiese que reverenciar cada ocurrencia suya o saludar con impetu carcelario cualquier frase o foto profunda. Puede que tambien me muera de la envidia y no sepa o quiera reconocerlo. Puede ser. Pero me parece que no. No. Me molan mas los comics de Crumb que Marilyn ( y eso que siempre me ha gustado un montón...). Sigo con ganas de hacer una variacion del famoso monologo de Hamlet, de aprender a tocar la guitarra y de hacer fotos. Lo de la poesia también sigue ahi, aprendiendo a ser mas sincero, mas naturalista o mas fantastico, segun lo requiera la situación. Lo de la sinceridad es algo que mas que opcional es necesario: si no soy sincero no me siento comodo, aunque este escribiendo de serpientes que salen de entre los escombros de piramides que están al reves o de cerdos policias que susurran en la calle a los negritos que corren o yo que sé. Quizá el naturalismo se refiera a lo comodo que me siento sabiendo que puedo escribir sin ir ni de maldito ni de vecino por la vida. Jodidos estereotipos. Y es cuando pienso que no necesito a casi nadie cuando mas comodo y feliz me siento contigo. A tu lado me sobra todo: la musica, las preocupaciones, la luz y la poesia. Hablar contigo es como volver a casa, a esa casa que siempre soñaba pero que se perdia por la mañana. Es como si despues de tanto tiempo esperandote por fin hubieras llegado, casi como una casualidad, de imprevisto, como algo natural, tranquilo, sin estridencias, y casi, casi, sin tiempo.

Las dos mejores tardes de mis ultimos años han sido las que he pasado contigo. Y si esto es arriesgarse demasiado me da exactamente igual: ya conozco mis reacciones en momentos de dificultad y angustia. Sabré superarlo. Pero ahora quiero aprender a reir, a disfrutar de la vida que se esconde en esos lugares pequeños y en ardientes tazas de té de Tokio.

Solo se me ocurre una canción que pueda explicar tu llegada a mi vida. Podeis llamarme cursi si quereis, que por uno me entra y por otro me sale...

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