miércoles, 15 de junio de 2016

Voces (Fragmentos)

1) Aún te recuerdo en la playa, jugando con la arena con tus pies desnudos. El viento movía tu vestido y tu pelo.

2) Aún recuerdo tu pelo mecido por el viento de la noche. Estábamos en la playa y, aunque había más personas con nosotros, yo solo tenía ojos para ti. Jugabas con la arena con tus pies descalzos, en la orilla, dejando que las olas moribundas murieran, en un pequeño estallido de espuma, en tus tobillos.

- Espérame.

Pero no me respondiste, sólo mirabas más allá, quizá al horizonte escondido a mis espaldas, quizá a otra persona. No lo sé. La duda, la reconstrucción de aquellos pequeños detalles bajo el signo del miedo no me resultan suficientes.

Son precisamente esos espacios vacíos, aquellos que no puedo reconstruir...

3) ¿Por qué me dejaste? Dime si hice algo mal.

Pero no hablas, y no me miras. Creo notar la arena entre mis dedos. Una sensación de realidad mixta. Entras en el agua y nadas, alejándote de mi. Tus ojos verdes son lo único que puedo seguir, todo lo demás está oscuro, ofreciendo cada vez menos pistas sobre la geografía -física y emocional- que me rodea. La brisa me trae recuerdos de tu piel y sal. Tengo frío.

Ahora veo un cielo diferente, pero igualmente oscuro. puedo apreciar los contornos de la lámpara de segunda mano, pequeños relieves ocasionados por la pintura.

4) No se ha encontrado un remedio contra la soledad. Tenemos infinidad de alternativas, sustitutivos. Placebo. Algunos se han dejado llevar y viven  su ilusión como la única opción razonable. Cualquiera puede adquirir la réplica que desee: los más melancólicos conviven con sus amores perdidos o con los platónicos, los más hedonistas, en cambio, prefieren a las actrices famosas o a las viejas glorias. Por fin tienen acceso a lo inalcanzable. No les culpo. De hecho, ese quizá sea el mal de nuestro tiempo: poder tenerlo todo. Las enfermedades más agresivas han sido controladas, y vivimos más años de manera saludable, pero el miedo a la vida sigue entre nosotros, tan voraz como cuando, dicen, aún vivíamos en cavernas. Es difícil de creer, difícil de aceptar que un grupo de animales miedosos haya sido capaz de cambiar su entorno y conquistar otros planetas y sin embargo, no hayan sido capaces de escapar de la futilidad de su existencia. Nos hemos convertido en expertos constructores de huidas, pero vivimos necesitando, como siempre, un destino. Viajamos, pero a ninguna parte. Quizá esa sea la razón de ser de las replicas, darles a los usuarios.....

5) Pero yo también consumo. Acabo de salir de una sala, la misma desde hace tres años, en la que solo buscaba cierto alivio. Si bien es cierto que es un engaño que no me acabo de creer, no lo es menos que sigo necesitando, de una manera insufriblemente más periódica cada vez, acudir a estos lugares para dejar de pensar. Para abandonar la conciencia durante....

6) La identidad reconstruida en tus labios. Todo mi ser contenido en la fragilidad quieta de tu cuerpo desnudo junto al mío. Siento miedo. Como nunca antes. Vulnerable y sometido a una voluntad que no me está permitido conocer. Miro al techo sin saber que decir, demasiado aturdido por tu presencia como para prepararme para pensar quizá sea la última vez. No quiero, porque no puedo, articular un adios piadoso, ya que no tengo nada que salvar, todo te lo di.

7) Guardo tus recuerdos en cada parte de mi ser. Podré olvidar tus palabras, tus ojos, tus pequeños labios de niña pequeña y el sonido de tu risa, pero mi cuerpo seguirá conociéndote, respirando, tu olor es el lenguaje.

8) Viviendo en una confusion constante, incapaces de conocer si la causa de nuestra infelicidad proviene de las ausencias físicas o de las ausencias emocionales.

9) Las leyes del deseo son perversas.

10) En un mundo de posibilidades técnicas infinitas así también lo son nuestras limitaciones personales.

11) Estabas aqui, en este aqui construido, más sentimental que físico, doliente ante tu silencio y necesitado de algo tan imposible y precisamente por eso, por fuerza injusto, como más tiempo. Un lujo que no me podía permitir, y que tampoco quería provocar. El tacto de tu piel entre....

No hay comentarios:

Publicar un comentario