jueves, 16 de agosto de 2018

Interferencias

Hoy miraba todos los títulos que tengo colgados en la pared de mi habitación. Recuerdos de un pasado que no va a volver, por mucho que últimamente solo piense en él. Más que títulos habilitantes para ejercer una profesión, se me antojan testamentos: todos puestos en fila, con mi foto en las orlas, con el pelo largo cuando era más joven, con el pelo corto después. Les he dado la espalda mientras hacia flexiones. Y entonces me han entrado ganas de comprar cinta adhesiva negra para tapar mi nombre en todos ellos. Y también mi foto. Cinco horas después sigo pensando en que quizá no sería una mala idea. Miento. Desaparecer no es tan fácil. Requiere una disciplina de la que carezco.


Pude controlar mis sentimientos bastante bien, sin sentirme nostálgico ni triste. De hecho, ni siquiera tuve que hacer un esfuerzo consciente por controlarme, sino que me sentía bien, satisfecho y feliz. Por la mañana, cuando me estaba vistiendo para marcharme, vi tus zapatos nuevos, aquellos que habías recogido en la oficina postal un par de días antes, encima de su caja, una especie de mocasines negros con un adorno de flecos (no soy muy bueno describiendo zapatos, lo siento) y entonces, sin saber porqué, sentí ganas de llorar. Empecé a pensar en tu fragilidad y en la crueldad de mi presencia en tu vida. El nudo en la garganta que ya había notado en otras ocasiones (siempre cuando teníamos que despedirnos) me obligó a suspirar y a mirar al suelo. "Eres demasiado sensible" me dijiste en una ocasión. Tengo que confesarte que incluso yo estoy sorprendido por llorar con tanta facilidad. Sabiendo lo poco que te gusta verme en esas condiciones (quizá poco masculinas, no lo sé) hice un esfuerzo por bromear, haciendo el gesto con la mano de "ves? ya voy a llorar otra vez". Afortunadamente te reíste y nos abrazamos por última vez tumbados en la cama, tú aún con el pijama y yo vestido y pensando en el viaje de vuelta a casa.

Hoy sigo pensando en los zapatos, pero, tú ya no estás aquí, así que soy incapaz de llorar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario