domingo, 2 de enero de 2011

Como un musical...

Hoy me he levantado con un nuevo interes: odiar a todo el mundo. A decir verdad, siempre he dirigido mis filipicas a mi mismo, pero de ahora en adelante me apetece dirigir mis pequeñas furias a todas aquellas personas que por su presencia o ausencia han afectado mis nervios alguna vez en mi vida. Sin embargo, no deja de parecerme curioso este renovado rencor...no sé, me sorprende sobretodo ahora, cuando mas ganas tengo de mantener un equilibrio espiritual llevadero. Quiero madrugar y volver a mis ejercicios de budismo zen, la postura del caballo, la del arquero y la otra que no me acuerdo como se llamaba. El otro dia llegué a una de esas verdades autocreadas que me puede servir en el futuro para combatir mi proverbial temor a casi todas las cosas que existen en el mundo. Es algo más o menos así: "Cuanto más lejos lleve el personaje, más protegeré a la persona". Esto implica mentir siempre, pero es un riesgo que estoy dispuesto a asumir.

eStOy perdiendo la tecnica y cada vez escribo peor. Quiza podria ser este un tema: la mala escritura, y la conciencia de ella, pero me da en la nariz que terminaria por ser muy pedante, en plan "escribo mal porque quiero, pero podria dejar de hacerlo cuando quisiera", como si tuviese realmente el control, justamente lo contrario de lo que anhelo: deseo como un demonio perder el dominio de las cosas. Pero no, no estoy triste, no, es como si al asumir mis propias miserias descubriera una nueva energia creadora, una especie de libertad que me dignifica en mis propias penurias.

Esta tarde, buscando ( mejor dicho, mendigando) entre esos discos que nunca escucho, he topado con el de "Music" de Madonna. Al ponerlo he regresado a 3º de la ESO, el curso que repetí, y a aquel comentario de Sandra, sobre mis zapatillas nike azules pretendidamente ofensivo y sobre no se qué de una canción del disco. Sandra me encargaba por aquel entonces que fuera a la cantina a comprarle el almuerzo, cosa que yo, como buen gilipollas hacia encantado. No me caia demasiado bien, pero estaba en la categoría de tias buenas de entonces y yo suspiraba porque me hiciera un poco de caso, sin importar la categoría: novio ( sumamente improbable), amigo ( un poco menos, pero aun dificil) o recadero ( eventualmente posible). Ella no repitió, continuando con su maravillosa vida en el siempre estimulante 4º de la ESO. Hace poco me enteré que era profesora de guardería y se habia casado, cosa que me hizo lamentar no haberme tirado a su hermana cuando tuve la oportunidad un par de años despues, cuando la acompañe a estudiar a su casa.

Mi relacion con las pocas mujeres que conozco podria denominarse como francamente obsesiva: cambio completamente mis costumbres y pienso, pienso, pienso en ellas a todas horas, como si estuviera enfermo de vida, como si soñando con ellas me rebelara contra mi aburrida vida en la que rara vez pasa algo. Lo que peor que puede hacer una chica conmigo es sencillamente decirme "hola". Ya con eso se pone en marcha la maquinaria. En otras ocasiones, ni siquera necesito nada, es como la diferencia entre el sexo y el onanismo: mi imaginacion pone lo que falta, que en el caso de la comunicación es todo. Este es el caso, por ejemplo, de Gemma, a la que le he dedicado la ultima poesia que escribí. Su silencio es lo que me produce efecto, lo que me hace oscurecer, lo que me jode el dia o hace que me ilusione con que esta vez si, esta vez me va a decir hola. Noté mi problema la ultima vez que salí a pasear con Carlos por San Vicente: solo hacia referencia a ella, solo pensaba en encontrarmela ( aunque en el fondo queria que me encontrara solo a mi no a los dos, ya que dificilmente podria apelar a mi cambio si me veia con otra persona del pasado...en fin, obsesiones), aunque en el fondo no sabia si queria encontrarmela o no. Otras veces vivo del recuerdo, como con Noelia: respiro aquella unica noche en la que quedamos, y todas esas veces que pasaba por su caja y me decia cualquier cosa: en sueños vuelvo a verla y cuando me despierto busco con prisa en mi memoria sus ultimas palabras mientras me daba un inocente abrazo ignorante de que era de despedida: "Eres un chico muy guapo". Cuantas veces lamenté haber sido tan y tan estupido con ella este tiempo atras, como si yo fuera mejor por estar estudiando...imbecil IMBECIL IMBECIL...dios...supongo que merezco todas las mierdas que me pasan por la cabeza y de nada me sirve ahora estar seguro de que es una buena chica, de buen corazon, que en una ocasión, cuando mas jodido estaba, cuando mas asco me daba la gente y la vida, me salvó la vida con una simple frase o con una sonrisa. Volvía a ser el recadero de Sandra y acudia a Mercadona con excusas pedestres como un zumo, amén de convertirme en una persona responsable que se preocupaba por ir a comprar todos los dias, bien temprano. Ya he perdido la cuenta de las veces que me he mentalizado a acudir otra vez a su caja, solo para verla otra vez, aunque no me hable, aunque me mande al infierno ( Son cosas que aunque conozco, porque vivo con ellas, no dejan de darme miedo). Me olvidé de darte las gracias.

Parafraseando el titulo del libro de Hunter T. Thompson, padre del perdiodismo gonzo ( ese en el que el periodista se convierte en protagonista de la noticia, es decir, que la vive en primera persona - me permito explicarlo no porque no lo sepais, que seguro que sí, sino porque mi asqueroso ego reclamaba salir a pasear un rato: es un perro inadiestrable-) siento una especie de "Miedo y asco en Alicante". O quizá eso mismo, pero en mi propia persona.


MIEDO.

ASCO.

Rincón musical: Es jodido y guay a la vez encontrar a alguien que siente lo mismo que tú pero que encima lo dice en forma de canción, como Beth Cosentino:

"There's nothing worse than sitting all alone at home
And waiting waiting waiting waiting by the phone"

No hay comentarios:

Publicar un comentario