domingo, 20 de enero de 2013

Cleaning Up The House

Me siento bien. Domino mis propios sueños y mis miedos no acaban por tomar el control, lo que supongo que en el fondo, a pesar de la posible falta de creatividad que este estado puede suponer, no está mal del todo. Sin embargo, aunque esta parte de mi siempre me ha dado más penas que alegrías, de que la he sentido más como una carga que como un merito, he de reconocer que la voy a echar de menos. Pero siento que he de renovarme, tengo que hablar de otras cosas, ultimamente sentía que estaba exagerando mi propio dolor, limitandome a mi mismo: hay otros temas interesantes, otros sentimientos, otras areas que ahora me apetece mucho explorar. Por aqui se empieza, pero aún hay más. Necesito sentirme más autentico, sobretodo a nivel emocional, por eso, a pesar de los buenos momentos que he podido sentir hablando con personas que no conozco en persona, es momento de dejarlas atrás. No hay ningun interes oculto, ni ningun enfado. De hecho les agradezco que me hayan hecho sentir menos solo en algunos momentos, pero consideraría una farsa seguir manteniendo ese vínculo. Necesito dejar atras esta etapa de mi vida, con todas las consecuencias. Ayer me di cuenta de que el mundo ofrece muchas historias, muchos cuentos que esperan a ser relatados. Volví despues de 8 años al Coyote, el primer lugar en el que bailé con una chica, el inicio de mis inquietudes. Tenía miedo, miedo de reconocerme postizo en un recuerdo que ya no tenía nada que ver, algo asi como romper una fotografía. Pero lo pasé muy bien. Bailé (agité mi cabeza arriba y abajo sin parar durante 3 horas) y volví a quedarme fascinado con las chicas. Olvidé todos mis fracasos posteriores, todas esas angustias: volví a ser el chico inocente que se queda con la boca abierta mirando a la bailarina, incapaz de gestionar el estímulo potente de la belleza. El ambiente de deseo, de gente con personalidad, ajena a las modas: un mundo más allá de todas aquellas expectativas. Axl Rose en la pared, un bufalo con gafas de sol, Bono en el techo. Suena "Cover you in oil", y una chica morena, se sube a la barra. Empieza a bailar, se quita la camiseta y mueve su pelo. Toda la sensualidad estaba allí, allí mismo. La emoción de mi adolescencia, el viaje al pasado. Daba igual que me hiciera caso o no, lo importante es que había recuperado algo que pensaba perdido, una parte importante de mi mismo. Las acrobacias, piernas abiertas. Gente tranquila, bebiendo sus cervezas. Joder, como echaba de menos bailar de manera salvaje, sin preocuparme de parecer guay o de las miradas femeninas, de como voy a entrarle a aquella chica, dejé de pensar en ligar. Aquel espíritu era más importante. Había pocas chicas, unas cuatro o cinco, ninguna rubia, pero hubiera vendido mi alma por cualquiera de ellas. Lo noto. Hablo como si estuviera de nuevo al principio del camino, al inicio, olvidando las frustraciones, sintiendome bendecido por una especie de segunda oportunidad. Camisas de cuadros, algo vicioso en sus gestos. Venimos a divertirnos. A pasarlo bien. Que se joda el mundo. Que se hunda el barco. Un niño. Así me siento, aunque quizá un poco más cansado, o más viejo. Que coño. Estoy en lo mejor. Tengo 26 años y parece que salgo de mis propias oscuridades. Sé que esto puede hacerme parecer menos interesante, pero siempre tendré el mapa para volver a aquellas tierras. No es un adiós, sencillamente un hasta luego. Nos volveremos a ver, lo sé, en algún momento, cuando los deseos no se hayan cumplido, cuando los besos se hayan olvidado y la soledad vuelva a reclamar su espacio en mi cama. Está bien, acepto el trato. No aspiro a ser una persona diferente. Tengo los mismos fallos, las mismas manías, los mismos miedos, las mismas ilusiones. Pero ahora me apetece probar en otras tierras, hacer otras cosas, ofrecer otra versión de mi mismo. Sigo pensando en Ubú, en mi tesis, en el recital poetico, en conocer gente. Sí, me apetece conocer gente nueva, sentir ese frenesí inicial que aporta cualquier cambio en la rutina. Lucharé contra mi debilidad posterior, por lo menos tendré que intentarlo. A veces se me antoja que en el fondo, es algo muy sencillo. Interactua con el mundo. Participa. Intentalo. Eso en sí, ya es un logro bastante importante. Y después, insiste, repite, cae y alzate. Así y así todos los dias de tu vida. Joder, parezco un predicador, aunque no deberia avergonzarme de esa faceta, reconozco que me encanta hablar en los desiertos. Music Stories. Una de las cosas que me gustaría hacer ( esto lo digo como proyecto a largo plazo, tan largo que está en las cosas casi casi irrealizables, pero bueno) es ser el dueño de una discoteca. Pero una guay, no de esas que están en el Barrio. La idea sería algo asi como montar La Hacienda. Y yo, por supuesto, sería Tony Wilson. No es muy original, pero me encanta el nombre de Crazy Horse. En fin, supongo que es momento de marcharme, de poner el punto a la tarde de domingo, tan aburrida como todas mis anteriores, pero, sin embargo, tan diferente. Algunas canciones escuchadas ayer, otras, simples improvisaciones:

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