sábado, 20 de abril de 2013

Birds

El miércoles por la noche me dolía terriblemente la cabeza y me quedé dormido enseguida. Quería leer pero bebí demasiado, o bueno, no demasiado pero lo suficiente como para anular mi mente por la noche. Casi he olvidado mis días anteriores, aunque la tristeza sigue ahi, persistente, idiota, pegajosa, sin dar explicaciones, acompañándome a todos los sitios sin que yo se lo pida, celosa y simple. De noche hablé con mi madre y le dije que estoy muerto de miedo, que estoy empezando a dudar de todo y que no tengo claro cómo va a ser mi futuro. También le digo que necesito mi espacio, pero en el fondo no tengo ni idea de dónde buscar, porque parece que ya no hay sitio para mi y que sobro o que no tengo nada que aportar y, bueno, sólo soy otro más que ha perdido, tampoco es ninguna tragedia, pero a mi me molesta, porque, en fin, porque yo quería tener una de esas vidas que te cuentan y no te las crees, pero estoy descubriendo que no es mi caso y al dia siguente me sigue doliendo la cabeza y decido quedarme en casa, me quedo solo con la bata y el pijama puesto, abro la puerta y escucho el Dog Man Star de Suede, y me doy cuenta de que suena mucho mejor con altavoces grandes que en el mp3. No hay nadie conectado en facebook y me apetece hablar con alguien, porque estoy muy aburrido y no me apetece leer ahora. Acabo entrando en un chat con el nombre de Richard Yates, leí ayer que ese es el titulo de una novela de Tao Lin, que resulta que es un tipo que esta ahora de moda porque escribe sobre internet y gente solitaria y yo pienso que qué coño, que eso no tiene tanto merito, porque hay muchas personas que hacen eso, pero que no le dan importancia ni caracter literario, porque en el fondo piensan que es algo tan normal que seguramente no le importe a nadie y yo pienso que tienen toda la razón y hablo con Mujer Borde y le pregunto que porque tiene ese apodo y ella me dice que es lo que la gente le dice que es, y yo descubro que no sé muy bien cómo seguir la conversación y decido entrar en otra sala del chat, la de mayores de 40 años, y hablo con CHICA IBIZA, que me dice que es empresaria y cuando le pregunto de que me dice que de una empresa y que esta demasiado ocupada para seguir hablando conmigo. Tengo la puerta abierta y entran dos pajaros. Revolotean. Buscan. No encuentran nada. Dan vueltas y vueltas alrededor de la lampara. Se van. Yo dejo de cubrirme la cara de una forma ridícula y vuelvo a prestarle atención a la pantalla. Nadie más me habla por el chat y CHICA IBIZA me dice que no le gustan los yates y yo pienso que seria demasiado complicado explicarle que yates no se refiere a los barcos sino que es el apellido de un autor y de un libro y no le digo nada y me noto demasiado espeso, incluso por aqui, donde no tengo porque seguir siendo un tipo triste. Los pajaros vuelven a entrar y se posan en la esquina de un adorno del techo. Visito a Valentina Nappi pero al acabar descubro que tambien el sexo se está convirtiendo en algo aburrido, o por lo menos este sexo tan instatisfactorio, que no me dice nada ni me pone caliente ni me hace disfrutar ni me da nada de lo que dicen que da el sexo, supongo que por culpa mía y empiezo a cansarme de estas piruetas y de los estiramientos y de las pieles sudadas y de esa irrealidad tan cercana, tanto que me hace sentir incomodo, pero siempre demasiado tarde y nunca de manera definitiva, porque siempre vuelvo a recurrir a el ya que sé que no tengo muchas mas alternativas, pero no me siento comodo, porque hay algo que me dice que no está bien, aunque me sepa el nombre de casi todos los actores y actrices, me gustaría saber de otras cosas, o no saber nada en absoluto y recuerdo en ese preciso momento que tengo un libro de Jean Baudrillard que trata precisamente ese tema, la seducción y el sexo y el porno y decido que tengo que leerlo para por lo menos justificar mis propios pecados y me sorprende explicar mi conducta en terminos de pecados y virtudes porque me parece que no tengo ni una cosa ni la otra, que tampoco es para tanto y que no sé a quien le puedo contar si soy una buena o una mala persona, en esencia porque soy solamente una persona normal, sin mucho que contar. Por la tarde, o quizá la tarde anterior, vuelvo al bar y está la camarera que me gusta, pero hay mucha gente y yo no digo nada y me siento en la mesa de siempre, esa que está al entrar a la izquerda, justo al lado del altavoz grande y saco mis apuntes y me pongo a leer algo sobre Amartya Sen y me parece un tipo pedante e insoportable pero me lo tomo como un trabajo y lo leo desapasionadamente, justo como no deben hacerse las cosas, pero me da igual y me fijo en los dos tipos que estan en la barra, miro como se acarician y entonces supongo que son gays y me doy cuenta de que no puedo ser detective, porque de eso se habria dado cuenta cualquiera y piden un bocadillo vegetal y mi camarera se mueve como por espasmos de la terraza a la cocina y de la cocina a la terraza y los gays le gastan bromas y ella se rie como cuando yo le digo algo y eso no me gusta mucho porque pensaba que conmigo se reia diferente pero intento no perder el ánimo y miro a la mesa, a las velas apagadas y entonces suena Voy a pasarmelo bien de los Hombres G y me hacen gracia porque están pasados de moda y pienso que puede que me lo hubiera pasado mejor en los 90 y pienso en triangulos de colores, pero no sé por qué motivo. La pareja se va y mi camarera se acerca y me dice que me ha visto entrar sin decir nada y que pensaba que la había abandonado y yo pienso que no la he abandonado que no podria hacerlo y que precisamente vengo porque me gusta verla arriba y abajo tan cercana y tan inaccesible a la vez pero que por eso mismo me gusta y que me siento feliz aqui sin pensar en mis problemas, pero no digo nada y me sirve un tercio porque no queda cerveza de barril y yo le digo que estoy en sus manos con un sentido mucho más fuerte en mi cabeza que en mis palabras. Me tomo tres tercios y entonces viene la sustituta y entiendo que mi hora ha llegado y pago y dejo propina y me voy y fumo de vuelta a casa escuchando a los Stones de los 80 y no los encuentro tan malos y pienso que la gente tiende a criticar lo que conoce demasiado quizá porque se aburren o quizá porque no es bueno conocerse demasiado y pienso en emperadores cambiandose los calcetines y en que la primera vez que escuché esa frase fue en una clase de filosofía que no era de mi carrera y que no estuvo mal, aunque al final acabe por olvidar todas las ideas que tenía porque lo que yo quería hacer era escribir algo nuevo y lo que acabé haciendo fue una mala imitación de Wittgenstein, porque en aquella epoca y también en ésta me gustan las personas que parece que están a punto de tirarse por un puente y que no tienen miedo de poner su vida en la balanza que mide las apuestas de sus vidas y bueno, recorro las mismas calles por las mismas aceras para llegar al mismo lugar y luego a casa y nuevamente no hay nadie conectado y vuelvo al chat y dudo de si entrar en la sala de amistad o en la de sexo y entro en la segunda porque hay más gente y porque puede resultar más útil a la hora de olvidar que mi padre ha tenido una pequeña infección y que ha pasado un mal dia y que aún no puedo confiar en que todo esto es sólo una pesadilla y no una realidad de la que no puedo escapar. Hablo con Putita Choni y me dice que su ilusión es hacerlo en un sitio público en el que la puedan descubrir y me dice que lleva tacones rosas y un moño alto y los labios pintados y una cintura estrecha pero yo sé que no es nada de eso y yo le digo que tengo tatuajes pero no los tengo y que tengo músculos aunque no los tengo y todo lo demás y empieza a decirme que entremos al probador y yo sigo la conversación y miro a la vez pasapalabra, pero el programa no me dice mucho, me aburre, pero no me apetece cambiar de canal y lo dejo aunque no me parece que tenga mucho mérito ser un diccionario con piernas y Putita Choni dice que tengo un pollón, y me envia su dirección de correo pero a mi no me interesa agregar a nadie por correo ni escribirme con nadie ni tomarme esto como otra cosa que lo que es, aunque no sepa muy bien el qué y pienso en todas las chicas angelicales, buenas personas que estan ahi fuera esperándome o quizá esperando a ser encontradas y luego pienso que no soy aconsejable porque soy muy inestable y me dice que entremos al probador y que le baje la falda y yo le digo que la dependienta nos ha visto y que quiere hacer un trio y entonces sale de la sala y se acaba la conversación y yo apago internet y hago callar a los perros o salgo a jugar con ellos, no recuerdo. Hoy veo a Amy y me siento bien, trato de ser muy efusivo en mi reencuentro, pero no se como expresar ese tipo de sentimientos, nos tomamos una tapa y todo parece como siempre, como si nos hubiéramos visto ayer, cuando hacía 3 meses que no quedábamos, pero da igual, porque paso un rato agradable y decimos de quedar la semana que viene para ir al cine, a ver la última de Steven Soderberg, no quiero ver la última de Almodóvar ni nada demasiado cursi, aunque en el fondo cualquier entretenimiento estará bien. Amy me cuenta que se va en la dirección contraria a la que voy yo, que ha quedado con unas amigas y yo le digo que me alegro mucho de haberla visto de nuevo y ella me da las gracias por no hacerla sentir sola y le digo que cada vez que se sienta asi que me avise y nos decimos adiós y yo me subo al autobús y me pongo a escuchar a Beach House en un asiento doble sin saber si quiero que alguien se siente a mi lado o si quiero que me dejen tranquilo. Saco de la maleta un libro de Phillip K. Dick pero me distraigo con la gente que veo pasar por la ventana, la pareja mayor que espera el autobús, la chica morena que en un principio parece muy guapa, pero que vista con más calma no lo es tanto y el chico que lleva unos vaqueros rotos y una camiseta vieja y barba y pienso que me gustaria ser asi y entonces veo mas personas de las que no soy capaz de recordar ningun detalle y me olvido del tipo de la camiseta y vuelvo al lugar de inicio, como una ficha de un juego de mesa que no tiene más aspiraciones que dar vueltas y vueltas por el mismo recorrido, siempre que alguien esté interesado en jugar, pero qué más da eso y camino evitando las calles cortadas y noto que mi dia se acaba y que estoy muy cansado y justo cuando más cansado estoy escucho a Kiss por la radio y recuerdo la voz de idiota que tiene Bret Easton Ellis y que tengo que buscar un libro, el que sea, de Zizek y nuevamente quiero ser otra persona otra vez y dejo de escuchar música porque llevo las mismas canciones desde hace un mes y ya no se lo que me apetece y lo que no y pongo la tele y veo las mismas caras de siempre hablando sobre los chechenos de Boston y descubro que el que han matado tenía mi edad y pienso que aunque mi generación sea un saco de mierda todos los jovenes somos iguales y que fracasamos al mismo tiempo y que me dan miedo los locos, aunque estén lejos. Ponen una canción de Tom Jones en un anuncio pero no reconozco ni qué canción es ni de qué habla el anuncio. No tengo mucho más que decir.

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