jueves, 20 de agosto de 2015

Origami craft pad.

Sin ceremonias: estaba tomándome un cafe frío de bote, de esos que se compran en los supermercados cuando fui a la agenda y borré todos los números que tenía de Laura. El antiguo, el nuevo y también la eliminé de Facebook. Lo hice sin pensar, como algo automático. Me encantaría que el olvido llegase a la misma velocidad a la que se pueden eliminar los contactos de una agenda o las fotos guardadas en el teléfono: aquellas imágenes, las sonrisas ocultas y extrañas, había imágenes que ya había olvidado, pero allí estaban, incrustadas en la memoria, los momentos y el progresivo deterioro de aquel encuentro que yo me he empeñado durante tanto tiempo en llamar "relación". Ya no está y aunque afortunadamente ya no puedo volver a enviarle mensajes preguntándole "que tal?" o "te echo de menos", sigo teniendo miedo de su recuerdo, mi debilidad aun está presente. A veces me engaño pensando que le tengo miedo a los demás, aunque en realidad, cuando estoy solo, me doy cuenta de que quien realmente me da pánico soy yo mismo. No me gusto y aunque intento pasar página, no es difícil, ahí siguen las conversaciones, los momentos dolorosos, las expectativas. Aun regreso a aquellos lugares, como ayer en el que no pude evitar recordar la reunión en la que me dijeron que donde estaba todos esos días, ¿sabes cuantas horas estudiaba yo al día? estudiaba diez horas y también compartía despacho con otros estudiantes y un despacho mucho mas pequeño y cuando yo intentaba decir que trabajaba en casa, que escribía en mi habitación me dijeron que si la solución fuese esa no tendría ningún sentido mantener abierto el departamento, que con poner una dirección de email sería suficiente y yo me sentí idiota y seguramente lloré al regresar a casa, aunque no lo recuerdo bien. Y no tiene sentido recordarlo, pero no puedo evitarlo, no puedo escapar de este deseo intimo de autogestión, no necesito objetos ni cuchillos, los recuerdos son mucho mas hirientes que cualquier herida abierta, y en el fondo, más allá del enfado, lo que me queda es el sabor agrio de la incomunicación, la decepción de marcharme de un lugar sabiéndome un completo desconocido, no se que opinión se tiene o se tendrá de mi, pero con toda seguridad no se aproxima a la persona que considero que soy, pero exigí demasiado, lo sé, y eso es lo único bueno que me quedará de Dasha, aquella conversación tras cuatro meses, en la que tomándonos un helado en una heladería vacía a las tres de la tarde, le conté con algunos detalles pero no todos, aquella experiencia y ella me dijo que mi problema era que yo había esperado cosas irrazonables, que mis compañeros no estaban obligados a ser mis amigos: tenía razón, por muy cruel que suene, quizá he sido demasiado blando, o me han faltado amigos o no le he dedicado el tiempo suficiente a mis hobbies, pero a la mierda, sí que tengo amigos, me niego a darle la razón a Victoria, cuando vino a mi despacho y me dijo que estaba preocupada por mi porque no me veía pasear con ningún amigo porque si el único problema fuese que no iba con ellos a comer no pasaría nada, pero es que no me conocía ni amigos ni novia ni nada y me preguntó que si sabía que iba a hacer con mi vida y yo no me esperaba todo eso porque la consideraba una amiga o por lo menos lo mas parecido a una amistad que tenía en aquel departamento y solo respondí que me limitaría a vivir lo mejor que pudiese y ella me miro con cara de lastima unas veces y con severidad otras, diciéndome "tienes que ir a este psicólogo, ya he llamado y he pedido cita por ti" y yo me sentí abrumado porque lo que necesitaba no era eso, no eran psicólogos, me tenían encasillado como una persona con problemas, apestado, como alguien con el que no se podía hablar, cuando lo único que hubiese necesitado hubiese sido algo de normalidad, algún estimulo intelectual, alguna muestra de que realmente yo les importaba, pero no, no, no, NO, solo se preocupaban por hacer saber que ayudaban, sin ayudar realmente, a todo le ponían volumen, todo tenia que ser sabido por otros y el silencio quedaba relegado al plano de los locos, de los solitarios, de los irrelevantes y si recuerdo bien que ese día sí que lloré, porque me planteaban su pequeño mundo como la única opción posible para obtener la felicidad y aunque no lo expresara con palabras, a partir de aquel día empecé a sentirme completamente lejos de todos ellos, la siguiente reunión ya fue en la que me enfadé y jamás le volví a contar mis sentimientos a nadie, jamás, porque no me entendían y porque no necesitaba que esas personas, que tanto y tan constante daño me habían hecho lo hicieran y necesito olvidar todo eso, quiero olvidarlo porque aunque le escribiese un mensaje a Rebecca contándoselo todo, confesando lo mal que lo estaba pasando y la falta de apoyo que tenía, su comprensión no me resultaba suficiente porque es mi mejor amiga, pero vive en Japón y realmente ella y Craig son los únicos motivos que en muchas ocasiones he encontrado para no tirar la toalla, para no matarme, porque los quiero de verdad, pero están demasiado lejos y a la vez me da miedo que esa otra parte de mi termine por vencer y borrarme de Facebook y cambiar mis teléfonos y alejarme incluso de las personas que de verdad se han interesado por mi, como si tuviese que huir de todo, como si mi destino estuviese predeterminado de una manera u otra y que á la Edipo, cada paso que diese para alejarme de mi dolor me acercase un poco más a mi final, y ahora mismo vivo ahí, en esa encrucijada, entre una realidad que me duele y una ficción insatisfactoria, borré a Katia, que me dijo que siempre estaba ocupada y que me escribiría tan pronto tuviese algo de tiempo y no me escribió en una semana y borré también a Sophie, que según dijo era doctora en Moscú y que también me dió su Facebook pero que la borré al poco tiempo porque no me contestaba y porque sus fotos parecían falsas y tampoco he vuelto a hablar con Kaja, con la que me escribí el primer día en el que me apunté a aquella página de amigos por correspondencia pero con la que no he vuelto a cruzar palabra y sobretodo no con Eugenia, que quiere venir a vivir a Alicante pero que no me gusta y me da mala espina y Karina que todavía no ha respondido a mi ultimo email y aunque parece simpática todo apunta a que pronto se nos acabaran los temas de conversación superficiales (te gusta leer? que libros lees? que aficiones? que tal es la vida en Nueva York?) y o bien dejamos de hablar o bien empezamos a tratar el tema de si ha tenido pareja o no, lo que en cierto sentido me lleva de nuevo a la primera opción y aunque es agradable tener correos de otras personas, no consigo eliminar la apariencia de simulación que tiene todo, la sensación de que estoy perdiendo el tiempo o de que mas pronto o mas tarde nos aburriremos mutuamente, porque es muy difícil tejer una amistad así, poniéndola en un segundo plano pero siempre estando atento, como algo que complementa a la vida, pero cuando no hay nada a lo que complementar existe el riesgo de empezar a imaginar demasiadas cosas (como será? será guapa? tendrá una sonrisa bonita? un buen culo? seré capaz de seguir escribiéndole si me resulta fea?) y yo ya no quiero imaginar, porque mi vida se está convirtiendo en una ficción insufrible, me paso los días corriendo en la cinta del gimnasio intentando no ser uno de esos mirones que después comentan en el vestuario que buena estaba aquella rubia y las tardes en casa, leyendo algún libro o algún tema de un curso online y en apariencia tengo todo lo que necesito a mi alrededor, tengo tutoriales de piano y de guitarra y tengo un piano y una guitarra y tengo libros para aprender alemán, francés y ruso y tengo a mi perro que siempre me saluda y quiere jugar conmigo y tengo mucha música pero nada parece ser suficiente, hay un error en todo esto, una mala configuración, un entendimiento equivoco en mi manera de ver el mundo y algunas mañanas solo juego a la playstation 2 y me masturbo y después desayuno y después otra vez juego a la playstation 2 y me masturbo y paseo descalzo por casa odiándome por perder el tiempo de esa manera, por no ser un poco más optimista y por ser tan cruel conmigo mismo, me odio por odiarme, y todo este odio me lleva a llenar una petaca con el poco whisky que queda en la despensa, como si beber fuese mi castigo particular, bebo para derrotarme, para decirme que la culpa es mía, que la falta de amor no se debe a que nadie me haya querido sino a que yo no he sabido querer y de nuevo pienso que ya es suficiente, o por lo menos ya basta por hoy y vuelvo a mirar el teléfono en busca de nuevos mensajes y no hay ninguno más alla de los anuncios de trabajo que me llegan por Job and Talent o por Primer Empleo o por Jooble, que me avisa que han cancelado mi anuncio de busco trabajo en Los Angeles, California, pero que puedo volver a activarlo en cualquier momento siguiendo este link. Y ni siquiera puedo buscar un video porno, porque he consumido los datos de mi teléfono hablando por Skype con Yulia, una chica que vive en Pskov y que está dibujando un cómic y aunque hablamos todos los días y parece que me entiende porque también ella ha pasado por malos momentos y a pesar de que cuando le cuento el daño que me persigue me dice que lo mejor es que pase pagina y que piense en otras cosas porque si no el pasado me matará, a pesar digo, de todo eso no me resulta suficiente, aunque sea guapa no me vale y aunque decida escribirme sin que yo le haya escrito primero no consigue calmar mi inquietud y he decidido no poner ninguna música de fondo, he dejado a los Smiths y a los Sleaford Mods y a Joy Division y a Iggy Pop y al disco blanco y a Bill Evans para escuchar la televisión, para decir como ha muerto Lina Morgan y a fantasear con el divorcio de Vargas Llosa de su prima segunda y la conclusión que saco es que todo es una mierda, que el incesto esta bien visto en las clases altas y de que no tengo otra cosa mejor que hacer que menospreciar toda manifestación cultural que me rodea porque yo puedo hacerlo mejor, y es insufrible estar aquí, en este aquí que trasciende lo geográfico, en este locus vital en el que no me reconozco, en esta depresión continua, en la rabia y la tristeza, en la falta de sinceridad y en la necesidad de otras cosas diferentes a las que tengo, encerrado en una huida continua, lastimera, con la tentación en muchas ocasiones de mirar atrás y detenerme a considerar que quizá soy el único culpable de muchas cosas que me han pasado y recuerdo que cuando Carlos me escribió desde Amsterdam preguntándome si yo era yo no fui capaz de responderle con alegría, a pesar de que el parecía estar muy contento de haber retomado el contacto conmigo y yo estaba en Escocia en aquel entonces, también escribiendo en chats por la noche, viviendo una especie de hiato de mi mismo, pero siendo un reflejo de mis costumbres y mis vicios y no quise responderle mas y perdí nuevamente el contacto y me acuerdo de cuando hace un par de dias mi mejor amigo en la universidad Victor, me vio en Starbucks y no me saludó y me ignoró como si yo fuese un desconocido mas de los que estaban allí, y entonces empecé a pensar que le estoy diciendo adiós a demasiadas cosas, que me estoy marchando de muchos lugares sin tener aun otro al que llegar, pero me da igual, porque empiezo a estar cansado, muy cansado, como si nada de lo que hubiese hecho sirviese, como si mis sueños (ser Ginsberg, ser Whitman, ser Keating) hubiesen sido estúpidos, y como si no tuviese a nadie que me explicase que demonios está pasando. Y ahora empieza Mujeres y Hombres y Viceversa con esa presión fascista en ubicar el sexo en el centro de todo y no es solo que sea un programa ridículo sino que precisamente da en la diana de la obsesión de la sociedad actual con el amor, hay que encontrarlo a toda costa, de la manera mas sencilla posible, tienes que amar y ser amado, esa es tu única función, buscado en Tinder, en Meetic, en Edarling, en POF en Tuenti, en Badoo y esas son solo las que conozco, pero luego hay muchas mas, presionando para que ames, para que pongas en el centro de tu existencia el cuerpo del otro, cosificado hasta el extremo de convertirlo en un objeto egoísta de placer y nada más, y nada más y desde el televisor solo me llegan los murmullos, y pienso que quizá pienso eso porque no tengo músculos y porque no entro en ese canon del presente en el que la belleza física es la puerta de entrada a todo lo demás y eso me lleva a recordar otra vez aquellos comentarios sobre estas mas visible o has engordado del departamento y de ahí viajo a lo que el pediatra le dijo a mi madre, su hijo es vago para comer y aquellas primeras fotos en las que se me veían las costillas y todo eso que considero tan trivial, tan irrelevante y que sin embargo está aquí y ahora, mientras mis pensamientos, mis miedos, mis expectativas frustradas, mis sueños muertos y mi soledad se convierten en un murmullo no tan diferente del que me llega desde el televisor.

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